1 El tiempo entre costuras y Dime quién soy EL ESPIONAJE FEMENINO
2 Formación, generación y género Primero advertimos una similitud con respecto a su formación: aunque ambas se dedican a otra profesión, Dueñas es profesora y Navarro periodista, como ya hemos señalado antes, destaca el hecho de que ambas hayan tomado un giro inesperado en su carrera profesional. Comenzaron a escribir una novela, una actividad con la que antes no tuvieron ninguna experiencia. Es evidente que ya estaban acostumbradas al acto de escribir, si bien de manera más académica o periodística. Por ello no cabe duda de que tienen talento para la escritura, aun así, no hay que olvidar que la manera de escribir una novela es totalmente diferente de la redacción de un artículo científico o periodístico. Parece que ambas han conseguido su objetivo con bastante facilidad y nadie esperó que estas novatas tuvieran tanto éxito: sorprendieron a mucha gente y sus novelas, accesibles para un gran público, inmediatamente se convirtieron en best-sellers.
3 La segunda semejanza es que las autoras pertenecen a la misma generación. Como acabamos de señalar, se trata de dos novatas: Dueñas publicó su novela en el 2009 y un año más tarde, en el 2010, Navarro siguió con la publicación de Dime quién soy. En una entrevista con Dueñas, se observa que es muy inusual que los críticos se vuelquen con una novata, al que responde la autora: Me llaman de todo: debutante, primeriza…, lo de advenediza sólo lo digo yo, en broma. Pero me encanta lo de debutante, porque suena al primer baile, como si ahora me pusiera de largo… Es cierto, resulta algo extraño que alguien como yo, que no conozco a nadie en este mundo, y que vengo de un entorno totalmente ajeno, adquiera de pronto este protagonismo. (Pascual, 2010)
4 Se trata entonces de autoras de la literatura reciente y es notable que surgieran dos novelas con una trama parecida en un mismo período. Además, los libros tienen un lenguaje más bien sencillo, así que no se puede dudar de que atraigan al mismo público. Como consecuencia, existe la posibilidad de que se establezca una comparación entre ambas autoras, algo sobre lo que reflexiona la propia Dueñas en una entrevista: [sobre Navarro] “ella es un encanto. Lo hemos hablado ella y yo muchas veces porque ella no sabía lo que yo escribí, ni yo sabía lo que ella escribía, obviamente” (Dueñas, en la entrevista de Cohen, 2012).
5 Basándonos en esta cita, podemos excluir la posibilidad de que Navarro se haya inspirado en la obra de Dueñas. En la misma entrevista Dueñas menciona que “al leer una, el lector se anima a leer a la otra. Aunque los dos libros no tienen nada que ver, sí comparten las circunstancias, los momentos y la figura de una mujer activa y comprometida en los tiempos en que las mujeres no tenían esta oportunidad” (Dueñas, en la entrevista de Cohen, 2012). Esta última observación, es decir la aparición de una mujer como protagonista, nos permite elaborar otra semejanza llamativa, esto es el papel fundamental del género. Ambas novelas fueron escritas por mujeres y además tratan de dos mujeres valientes.
6 A lo largo de las novelas, la mujer tiene un papel fundamental, puesto que muchos personajes son mujeres fuertes: en El tiempo de costuras encontramos a Candelaria y a Rosalinda y en Dime quién soy a la diva Carla Alessandrini. Esta es una similitud muy llamativa, aunque no se puede comprobar si las autoras lo han hecho de forma intencionada. El hecho de que las novelas tengan el punto de vista de protagonistas femeninas parece más lógico si tenemos en cuenta que también fueron dos mujeres las que crearon estos personajes.
7 Cuando se le pregunta si es una novela para mujeres, Dueñas destaca que El tiempo entre costuras no sólo está dirigida a un público femenino: “Yo creo que no, en absoluto. De hecho, son muchos los lectores hombres que me escriben o se dirigen a mí en encuentros para decirme lo mucho que han disfrutado la novela” (Dueñas, en el artículo de Fernández Etreros, 2010). Además de esto, hay que mencionar la semejanza entre El tiempo entre costuras y una novela anterior, también situada en Marruecos, del escritor Ángel Vázquez, titulada La vida perra de Juanita Narboni. Es significativo que también este libro es narrado por la voz de una mujer. Sin embargo, sabemos que Dueñas no se ha basado en este libro para escribir su novela, por lo tanto no podemos asumir que haya elegido Sira como protagonista por influencia de este autor.
8 El papel del espionaje La vida tanto Sira como Amelia cambia a partir del momento en el que entran en el mundo del espionaje. Además, ambas luchan contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial dado que pertenecen al servicio de inteligencia de los británicos. En ambas obras aparecen muchos datos sobre los servicios secretos y su papel en la historia: el SIS, el SOE, el OSS, el KGB, el Stasi, etc. Dado que se trata de una gran cantidad de información no somos capaces de entrar más en detalle sobre este aspecto en nuestro trabajo. Lo que sí haremos es comentar el papel de España como lugar estratégico de espías durante la Segunda Guerra Mundial. Los servicios secretos de máxima importancia en nuestras novelas son el SIS y el SOE: el SIS (Secret Inteligence Service) es el servicio de inteligencia exterior del Reino Unido, mejor conocido como MI6, lo que nos recuerda a las novelas y las películas de James Bond. El SOE (Special Operations Executive) fue una organización durante la Segunda Guerra Mundial, creada por Churchill, “to set Europe ablaze” y llevó a cabo espionaje y sabotaje.
9 Cabe destacar, en primer lugar, la particularidad de que ambas novelas no tratan de espías masculinos, sino de espías femeninas. Esta observación es muy importante, puesto que existen muy pocos ejemplos de mujeres que trabajaran como espías y por lo tanto es llamativo que ambas autoras eligieran una mujer como protagonista. No obstante, aunque se trata de un caso excepcional, sí existían espías femeninas, como muestra el libro Mujeres espías: Intrigas y sabotaje tras las líneas enemigas (2008) de Laura Manzanera. En su introducción, Manzanera declara: Por lo mismo que la mayoría de las guerras y revoluciones han sido diseñadas y ejecutadas por varones, resultaría lógico pensar que también el espionaje ha estado monopolizado por ellos. Sin embargo, no ha sido así. [...] Desde la Antigüedad hasta hoy, las féminas han formado parte del amplio universo de los servicios secretos, animadas por los más diversos motivos: patriotismo o defensa de unos ideales políticos o sociales, ansia de aventura, amor o sed de venganza, miedo, dinero, el afán de poder, [...]. (Manzanera, 2008:13)
10 En segundo lugar destacamos el motivo por el cual ambas protagonistas comienzan con el espionaje. En general, el argumento que las estimula es el mismo: ambas temen que una nueva guerra pueda destruir a España, así que quieren evitarla cuanto pueden. Se dan cuenta de que las huellas que dejó la Guerra Civil todavía no han desaparecido. En el caso de Sira es su amiga Rosalinda Fox quien, ya siendo una espía para el servicio de los británicos, le ofrece a la modista la posibilidad de participar en el espionaje. Cuando propone que Sira abra un taller en Madrid con el objetivo de coser ropa para las mujeres de los nazis, la española no se lo puede creer: “La garganta se me obstruyó, y el trago de whisky que iba ya camino abajo retornó a la boca y salió disparado en mil salpicaduras. Me limpié la cara con el dorso de la mano. Cuando por fin conseguí articular palabra, sólo salieron tres. – Estáis locos perdidos” (Dueñas, 2009: 364).
11 Está convencida de no hacerlo, hasta que escucha los argumentos de su madre: Ve con ellos, hija. Ayuda, colabora. Nuestra pobre España no puede entrar en otra guerra, ya no le quedan fuerzas” [...]. Si yo fuera tú, ayudaría a los ingleses, haría lo que me pidieran. Ellos trabajan en su propio beneficio, de eso no te queda duda: todo esto lo hacen por su patria, no por la nuestra. Pero si su beneficio nos beneficia a todos, bendito sea Dios. (Dueñas, 2009:375) Finalmente, acepta la misión, para la cual adopta una nueva identidad. A partir de este momento, se llamará Arish Agoriuq y trabajará para el SOE como el agente Sidi: “Y respecto a su adscripción al Servicio Secreto británico, a partir de este momento usted, para nosotros, deja de ser la ciudadana española Sira Quiroga o la marroquí Arish Agoriuq. Será tan sólo la agente especial del SOE con nombre clave Sidi y base de operaciones en España” (Dueñas, 2009:403).
12 Amelia al contrario, decide aceptar inmediatamente el encargo cuando Lord James, tío de uno de sus amantes, le pregunta si quiere participar en las operaciones del Almirantazgo. Aunque Albert protesta, Amelia está convencida de hacerlo, pero antes de acceder a la propuesta, necesita saber lo siguiente: -Quiero saber si el fin de Hitler puede suponer que las potencias europeas decidan restablecer la democracia en España. Quiero saber si van a seguir apoyando y reconociendo a Franco. A lord James le sorprendió la pregunta de Amelia. Era evidente que la joven sólo colaboraría si creía que eso podía beneficiar a España, de manera que se tomó unos segundos mientras buscaba las palabras adecuadas para responder a Amelia.
13 -No puedo asegurarle nada. Pero una Europa sin Hitler sería diferente. La posición del Duce no sería la misma en Italia, y en cuanto a España... es evidente que para Franco supondría un duro revés no contar con el apoyo germano. Su posición sería más débil. -Bien; si es así, creo que estaría dispuesta a colaborar contra Hitler. (Navarro, 2010: 508-509)
14 Sira versus Amelia Comparando la formación de ambas mujeres, notamos que este aspecto muestra una de las mayores diferencias entre las dos. Percibimos un contraste enorme entre las clases sociales a las que pertenecen: Sira es de origen humilde mientras que Amelia proviene de una familia burguesa. Así pues, vemos que las protagonistas difieren en este aspecto fundamental, aunque ambas terminan siendo espías profesionales. El primer capítulo de El tiempo entre costuras presenta la vida de Sira: “Crecí en un entorno moderadamente feliz, con más apreturas que excesos pero sin grandes carencias ni frustraciones” (Dueñas, 2009:4). Su único familiar es su madre Dolores, una modista humilde que trabaja en un taller de costura. A su padre apenas le conoce: es un hombre próspero que tuvo una relación secreta con la modistilla de su familia, es decir, la madre de Sira.
15 A causa de la diferencia entre las clases sociales, el romance fracasó y durante su juventud Sira no supo mucho de su padre, lo que no la parecía afectar. Sin embargo, a lo largo de la novela, lo encuentra otra vez y observamos que la relación mejora con el tiempo. En cuanto a su formación vemos que Sira sigue los pasos de su madre y empieza a trabajar como modista: “A los doce años acabé mi formación y me incorporé en calidad de aprendiza al taller en el que trabajaba mi madre. Mi suerte natural” (Dueñas, 2009:4). Además, se aprecia claramente que Sira vive en un mundo distinto al de los ricos, al que pertenece Amelia:
16 Contemplé sin apenas ser vista a las señoras más refinadas, a sus hijas y maridos. Y como un testigo mudo, me adentré en sus casas burguesas, en palacetes aristocráticos y en los pisos suntuosos de los edificios con solera. En algunas ocasiones no llegaba a traspasar las zonas de servicio [...] pensando en lo extraña que sería la vida en un universo como aquél. (Dueñas, 2009: 5)
17 A los veinte años conoce a su novio Ignacio, con el que ya se imagina su vida futura. Ya tiene la edad adecuada para casarse, lo que es normal para las muchachas como ella, “sin apenas oficio ni beneficio, [a quienes] no quedaban demasiadas opciones más allá del matrimonio” (Dueñas, 2009:8). En otras palabras, el futuro de Sira ya parece estar determinado: se va a casar con Ignacio y seguirá trabajando como modista. Sin embargo, dadas las circunstancias cambiantes en Madrid, se ve obligada a dejar este oficio y se propone ser funcionaria, como Ignacio. Es justamente esta decisión la que marca el final de su futuro previsible, como muestra la primera frase de la novela: “una máquina de escribir reventó mi destino” (Dueñas, 2009:3), es decir, buscando una máquina de escribir encuentra a Ramiro Arribas, el hombre por el que deja Ignacio.
18 Viviendo con Ramiro, Sira descubre la vida lujosa y se aprovecha a menudo de esta nueva manera de vivir: “Con él conocí otra forma de vida. Aprendí a ser una persona independiente de mi madre, a convivir con un hombre y a tener una criada. […] Y conocí también a otro Madrid: el de los locales sofisticados y los sitios de moda; el de los espectáculos, los restaurantes y la vida nocturna” (Dueñas, 2009: 26). En otras palabras, empieza a llevar una vida muy diferente a la que estaba acostumbrada. Sin embargo, todavía tiene que aprender muchas reglas para comportarse de manera adecuada en esta nueva vida. Vemos que su amigo Félix tiene que enseñarla la etiqueta: “Me instruyó Félix también en algunas cuestiones protocolarias. […] Y listo como un zorro, así que, recurriendo a una fuente u otra, no le costó el menor trabajo hacerse con las herramientas necesarias para adiestrarme y convertirme en una elegante invitada sin sombra alguna de falta de pedigrí” (Dueñas, 2009: 291). En este sentido vemos otra diferencia con Amelia: Sira no está acostumbrada a este tipo de situaciones y tiene que aprender cómo comportarse bien, mientras que Amelia ya conoce estas reglas desde su niñez.
19 Amelia, al contrario, proviene de una familia burguesa madrileña feliz. Tiene muchos familiares, entre los cuales destacan su hermana y sus tres primos, con los que tiene una relación estrecha. Obviamente tienen un ama de casa, Amaya, que vive con sus hijos Aitor y Edurne en la casa de los Garayoa. Los padres de Amelia son republicanos y, aunque no de izquierdas, sí son demócratas. En su casa discuten mucho sobre la política y por ello los intereses políticos de Amelia se estimulan desde muy pronto: “[...] me interesaba más lo que hablaban mi padre y su amigo. No entiendo mucho, pero me gusta la política” (Navarro, 2010: 49).
20 En una entrevista se pregunta a Navarro si es a causa de este ambiente que Amelia se convierte en una anti-fascista visceral, a la que contesta: “[...] por dos razones: por la educación que recibe y por las consecuencias de la Guerra Civil, que en la familia de Amelia causa los mismos estragos que en todas las familias españolas” (Astorga, 2010). Como acabamos de mencionar, la vida de Amelia es muy distinta a la de Sira. Ella sí tiene la oportunidad de estudiar y recibe una formación muy cuidada: Por lo visto, el padre de Amelia insistía en que sus dos hijas estudiaran y obtuvieran una buena formación; Ambas iban a las teresianas, y recibían clases de francés y de piano. Mi tatarabuelo debió de ser un personaje un tanto especial porque de vez en cuando viajaba con su familia fuera de España. Amelia contaba en su diario sus impresiones sobre Múnich, Berlín, Roma, París,..., relatos de una niña llena de ganas de vivir. (Navarro, 2010: 45)
21 Otro momento en el que destaca la diferencia entre la clase alta a la que pertenece Amelia y la clase más baja, es cuando se encuentra con su amiga Lola. La última, perteneciendo a otra clase social, tiene un sentimiento de inferioridad: Con el tiempo he comprendido que [Lola] sentía una secreta envidia por ella. Amelia era guapa, elegante, afable, tenía cierta cultura, y sobre todo la pátina que le da a uno haber crecido rodeado de cosas bellas, libros, cuadros, muebles... Lola [...] era lo que era: una proletaria llena de ilusiones, convencida de que había llegado la hora de quienes, como ella, nada tenían. (Navarro, 2010: 171)
22 Carácter Las mujeres evolucionan en el transcurso del relato, pasando por unos momentos cruciales en los que tiene lugar un cambio en su vida y asimismo en su carácter. En cuanto a las semejanzas, destacan tres aspectos importantes, la mayoría de los cuales se encuentra al inicio de esta evolución personal. Observamos que tanto Sira como Amelia todavía son jóvenes inocentes, contentas con la vida que llevan y felices con sus novios. A primera vista las dos parecen tradicionales, puesto que tienen la intención de casarse pronto. Sin embargo, en este momento de su vida vemos que ambas toman una decisión muy drástica: abandonan toda su vida conocida en Madrid, es decir sus novios y su familia, y prefieren vivir un romance con otro hombre. Esta decisión muestra que ambas jóvenes son fácil presa de hombres atractivos y encantadores, una característica que retomaremos en el apartado siguiente.
23 La pérdida de su familia no parece afectarlas tanto en un primer momento: Sira deja sola a su madre, sabiendo que ella no tiene otra persona que su hija, y Amelia es capaz de abandonar a su hijo. Esto se debe probablemente al hecho de que todavía sean ingenuas y no conscientes de la repercusión de sus acciones en los demás. En este sentido, podemos considerar que muestran un comportamiento egoísta, puesto que están interesadas únicamente en su nuevo romance: Apenas un minuto después de desvanecerse su presencia, yo también me levanté del banco y me marché. Atrás dejé todo mi pasado mientras yo emprendía un nuevo tramo de mi vida; una vida que intuía luminosa y en cuyo presente inmediato no concebía más gloria que la de los brazos de Ramiro a cobijarme (Dueñas, 2009: 25).
24 Asimismo, en el caso de Amelia, el amor es el factor más influyente para tomar sus decisiones: Y para eso tienes que dejar a tu marido y a tu hijo? -¡No me lo digas así! No soportaría que tú también me lo reprocharas, que no me entendieras. Estoy enamorada, no sabes cuánto. Sólo cuento los minutos para estar con Pierre. -¡Amelia, no puedes abandonar a tu hijo! (Navarro, 2010:128)
25 Sin embargo, a lo largo de las novelas, sí es obvio que ambas se arrepienten de sus decisiones anteriores. Se dan cuenta de que no se puede deshacer el pasado y como consecuencia deben aceptar el peso de la conciencia. Así, intentan rectificar en el presente los errores que han cometido: "[Sira es] una mujer fuerte, con determinación y responsable que, después del primer tropezón de su vida, no estaba dispuesta a volver a fallar ni a su familia, ni a su país" (Dueñas, en el artículo de Intxausti, 2010). Vemos una tendencia parecida en el comportamiento de Amelia: “Es una mujer que intenta retomar las riendas de su vida pero nunca lo consigue. Vive en una huida permanente y atormentada por el peso de la conciencia por cometer errores que ella misma no se perdona.” (Navarro, en la entrevista con Viñas, 2010). Por decirlo con las palabras de la propia Amelia: “No puedo lamentarme por lo que hice en el pasado porque no tengo poder para cambiarlo, pero sí para ser dueña de mi futuro” (Navarro, 2010: 292).
26 Además, a pesar del egoísmo de su juventud vemos que Sira y Amelia sí se preocupan por sus familiares. A lo largo de la novela notamos que sus familias ejercen un papel muy importante dentro de sus vidas. Sira logra traer a su madre a Marruecos, a pesar de las dificultades del transbordo, dado que España está en estado de guerra. Además, retoma el contacto con su padre cuando está trabajando como espía en Madrid. Amelia también intenta ayudar a sus familiares al ofrecerles apoyo económico mediante un trabajo de secretaria. No obstante, Amelia se atreve a hacer cosas mucho más arriesgadas para ayudar a su familia, lo que Sira probablemente nunca haría.
27 Otra semejanza es el primer momento crucial que cambiará sus vidas: este momento es parecido en ambas novelas y tiene lugar cuando Sira y Amelia son engañadas por Ramiro y Pierre respectivamente, los amores de su juventud. Son los hombres por los que ellas han cambiado toda su vida, a los que han amado incondicionalmente, pero al final han sido ellos los que dejaron cicatrices en el alma de las dos jóvenes. Una consecuencia de este engaño es que se vuelven desconfiadas hacia los hombres a los que conocen posteriormente. Además, es un momento de reflexión personal, una primera situación en la que se dan cuenta de lo que hicieron. Sira, después de ser abandonada por Ramiro, despierta desorientada en un hospital: “Aquellas semanas inmovilizada en el Hospital Civil de Tetuán sirvieron para poner algo parecido al orden en mis sentimientos y para sopesar el alcance de lo que los últimos meses habían supuesto” (Dueñas, 2009: 65).
28 Amelia es engañada por Pierre, el amor de su vida, que sólo utiliza su relación como coartada para cumplir sus asuntos de espionaje en Buenos Aires. Amelia, al contrario, piensa que realmente va a empezar una nueva vida en Argentina. Viviendo un tiempo en la capital, Pierre recibe la visita de su jefe, Ígor Krisov. Amelia escucha la conversación mantenida entre los dos hombres a escondidas y se entera de que Pierre trabaja como espía y además que ella es una espía ‘ciega’, o sea, sin ser consciente de ello. La joven está muy conmocionada por lo que oye: “De repente los dos hombres se dieron cuenta de que Amelia estaba en el umbral muy quieta, pálida, con los ojos arrasados por las lágrimas” (Navarro, 2010: 283).
29 Después de todas estas revelaciones, Amelia ya no se siente la misma: “Se encogió de hombros con indiferencia; sentía que ya nada la ataba a aquel hombre por el que tanto había sacrificado” (Navarro, 2010:286). El efecto que tuvo el engaño de Pierre en Amelia produce en ella un cambio que no pasa inadvertido a sus amigos: -¿Has dejado de querer a Pierre? -Puede ser... En realidad, si miro hacia atrás me sorprende haber tomado la decisión de fugarme con él, incluso de haberle querido. [...] A Gloria le impresionó escuchar a Amelia hablar de aquella manera; de pronto la pareció una mujer madura y no la chiquilla dulce y amable cuya compañía todos buscaban. (Navarro, 2010:292)
30 En resumen, después de haber perdido la inocencia juvenil, las protagonistas maduran y reflexionan sobre los errores cometidos en el pasado. La primera cosa que ambas quieren hacer después del desengaño, es regresar a España. Sin embargo, como acabamos de señalar, esto no es tan fácil dado que ha empezado la Guerra Civil. Esta observación nos permite mencionar la última semejanza importante entre ambas mujeres: ninguna de ellas vive esta guerra de manera directa, es decir, ni Sira ni Amelia se encuentran en España en aquel momento. Es obvio que sí quieren volver, pero al final ambas tienen que quedarse en el extranjero. Por lo tanto, no están acostumbradas, ni conocen de primera mano las pésimas situaciones vividas por sus familiares; un aspecto que trataremos más en detalle en el apartado de los personajes secundarios.
31 Diferencias entre ellas Amelia es más independiente que Sira. Esto no quiere decir que Sira no sea una mujer fuerte, pero se hace más hincapié en esta característica en el personaje de Amelia. En general, ella es una chica muy lista e inteligente y ya desde joven salta a la vista que es una persona muy despierta. Además, gracias a ella, los negocios de su padre se salvan puesto que, mediante el matrimonio con Santiago, las dos familias mantienen buenos contactos. Dicho de otro modo, una chica que aún no ha cumplido los veinte años ayuda a su familia: No podía verle el rostro, pero no me costó imaginar que en aquel momento Amelia estaba tomando una decisión: ser ella quien venciera las resistencias de Santiago para salvar a su familia de las dificultades económicas que afrontaban. Amelia era muy novelera, se veía a sí misma como las heroínas de las novelas que leía, y sus padres, sin saberlo, le estaban dando la ocasión de demostrarlo (Navarro, 2010: 65).
32 Queda patente que Amelia es una mujer con sus propios ideales políticos, a los que defiende con mucha convicción, y por tanto no se deja caracterizar como una mujer reprimida: [a Santiago] “¿Crees que le quiero menos por asistir a reuniones políticas? A lo que aspiro es ayudar a construir un nuevo mundo en el que Javier no tenga que sufrir ninguna injustica. ¿Eso te parece tan malo como para recriminármelo?” (Navarro, 2010:115). Amelia es retratada como una chica sensible y emocional con ideales románticos, pensando que puede mejorar el mundo con el comunismo. Esta convicción es una característica que no encontramos en el personaje de Sira, ella carece de ideales políticos. Esta diferencia probablemente se deba a su formación: al contrario de Amelia, Sira nunca tuvo una formación refinada ni estuvo en un ambiente donde pudiera despertar algún interés político.
33 Amelia resulta una mujer capaz de todo: parece que sabe solucionar todo tipo de problemas, apoyar a su familia y al mismo tiempo trabajar como una espía profesional, desarrollar muchos talentos, etcétera. Esta imagen nos da a menudo una impresión de inverosimilitud. Sira, al contrario, es retratada como una persona más humana, es decir, parece más verosímil. En cuanto al talento de ambas mujeres, vemos que Sira tiene un talento notable, es decir la costura. Conviene mencionar por qué Dueñas justamente escogió esta profesión para su protagonista: Necesitaba a una protagonista que pudiera ser económicamente autónoma en los años 30 y 40, cuando las mujeres carecían de opciones en la inmensa mayoría de los ámbitos fuera del hogar y la familia. La costura me ofrecía potencial para que Sira pudiera sobrevivir sin ataduras, y a la vez me permitía usar su taller como enclave para acceder a señoras de otro ambiente y nivel social, y utilizar el oficio de la costuras como tapadera para otras acciones clandestinas. (Dueñas, en la entrevista con F. Etreros, 2010)
34 Sira es una costurera de gran talento y tiene mucho éxito con su taller. Al abrir su negocio Madrid, es consciente de que necesita ayuda y recurre a ella, lo que muestra su lado más humano: “Ganaba mucho, sí, pero llegó un momento en que no pude dar más de mí y así se lo tuve que hacer saber a Hillgarth a través del patrón de una hombrera. [...] El último mensaje, distinto, transmitía algo más personal: ‘Demasiado trabajo. Sin tiempo para todo. Menos clientas o buscar ayuda. Informe por favor’ ” (Dueñas, 2009: 412-413). Sira consigue ser una exitosa costurera mientras que Amelia, al contrario, alcanza sus éxitos por su belleza física, como se describe en la novela, con la que consigue atraer a los hombres: “Pues yo, amigo mío, le envidio, es muy bella. Le será útil a donde va, su inocencia es un buen parapeto. Pero tenga cuidado, no es tonta, y algún día puede salir del letargo de la melancolía...” (Navarro, 2010:233)
35 En ocasiones, la belleza de Amelia es utilizada para atraer a hombres poderosos, como a los nazis, semejándose así a una femme fatale. En este sentido, conviene mencionar la semejanza con la espía Mata Hari: es considerada como el estereotipo de la femme fatale, así que la similitud entre nuestra protagonista y ella es significativa. Además, unos críticos denominan a Amelia como una segunda Mata Hari: “Amelia es una mezcla de Mata Hari, Indiana Jones y Aviraneta; de temeraria espía, seductora aventurera e infatigable conspiradora” (Sanz Villanueva, 2010). El ejemplo más claro lo encontramos cuando la española logra matar al coronel Ulrich Jürgens de las SS, quien quiere acostarse con Amelia y ella, sin ningún reparo, le dispara:
36 Amelia le sonrió y le pidió que la besara. Iba a hacerlo, pero no le dio tiempo. Fue un segundo lo que tardó en darse cuenta del frío cañón de la pistola que se apretaba contra su vientre y del dolor agudo que le desgarró las entrañas. Cayó al suelo arrastrando a Amelia, apretando su cuerpo como si quisiera llevársela con él. (Navarro, 2010: 832) De este fragmento vislumbramos la tercera diferencia importante, es decir el grado de audacia de ambas espías.
37 Amelia se arriesga con situaciones mucho más peligrosas y por ello es más aventurera que Sira. Durante su carrera como espía, se mete en situaciones muy arriesgadas, como ilustraremos brevemente aquí. Primero, durante la Guerra Mundial, es detenida en Varsovia por ayudar a gente en el gueto y es enviada a la prisión de Pawiak. Allí ve morir a unos de sus amigos y este suceso, aparte de las torturas que ella misma sufre, ejerce un gran impacto en Amelia. Max, su nuevo amor, sabe liberarla, pero el destino prepara otro acontecimiento horrible para Amelia cuando es enviada al campo de detención Ravensbrück. Vive en condiciones horribles con una salud muy precaria, como afirma un testigo: “Estaba extremadamente delgada y tenía el cuello y la espalda surcada por las huellas de los instrumentos de tortura” (Navarro, 2010: 909). Afortunadamente, Max consigue nuevamente salvarla, provocando un cambio en el comportamiento de Amelia que es observado por las demás prisioneras:
38 De repente se puso alerta, había algo en el general inválido que parecía atraer su atención. Recuerdo verla correr hacia él gritando ‘¡Max, Max, Max!’ [...] Todas nosotras mirábamos asombradas la escena, no entendíamos nada. La española no había dicho ni una palabra desde su llegada a Ravensbrück (Navarro, 2010, 914). Después de aquel período negro, la vida de ambos cambia por completo: viven juntos en Berlín con el hijo de Max, Friedrich, en una casa pequeña. La guerra destruyó a estas dos personas tan fuertes, a causa de un atentado (cf. infra) y la estancia en Ravensbrück: se amargaron y aceptaron su destino, que sería vivir el resto de su vida como un par de miserables mutilados.
39 Sin embargo, Amelia debe emprender un nuevo encargo: es pedida encontrar a Winkler, otro coronel malicioso de las SS y un gran peligro para la seguridad de Amelia. Éste ha desaparecido después de la guerra y ahora se está intentando localizarlo. Primero Amelia rechaza la petición, no quiere volver a ningún tipo de trabajo que se asemeje al espionaje, pero finalmente acepta y se traslada a El Cairo durante unos años. Ahí, encuentra a Winkler, que se sorprende de que Amelia aún esté viva. Finalmente Amelia logra matar también a Winkler, señal inequívoca de su fortaleza y coraje. Durante la Guerra Fría, Amelia se mete en situaciones arriesgadas por última vez: ayuda a escapar a personas de un lado a otro del muro de Berlín, a través de las cloacas:
40 -¿Sabes, Amelia?, me sorprende que no estés aterrada andando por este lugar, yo he tenido ganas de gritar unas cuantas veces – admitió Garin. -No es la primera vez que ando por las cloacas...llegué a conocer muy bien las de Varsovia. Unos amigos me enseñaron a no tener miedo. -Siempre logras sorprenderme. Viéndote... bueno... nadie diría que eres capaz de hacer nada de lo que haces. (Navarro, 2010: 1060). No obstante, después de un tiempo, es consciente de la peligrosidad de sus acciones y decide concluir con ellas.
41 Tenemos la impresión de que Sira, aunque pasó por momentos difíciles y peligrosos, nunca se hubiera atrevido con aquellos encargos encomendados a Amelia, ni sufrió tanto como ella. Además, la pérdida de personas queridas, influyó decisivamente el carácter de Amelia. No obstante, cabe destacar otra vez que parece poco verosímil que ella sufriera todos estos sucesos sin perder la esperanza: la mayoría de sus amigos y conocidos murieron en los campos de concentración o durante la guerra, pero Amelia sobrevivió. Sí vemos que ha cambiado definitivamente después de su estancia en Ravensbrück. Esto refleja otra característica propia de Amelia: a causa de toda la miseria en su vida se ha hecho una persona de sangre fría, alguien que ya no se deja afectar por todo lo que pasa a su alrededor. Friedrich toma nota de esta característica: Estaba asustado, y mucho. De repente me daba cuenta de lo cerca que había estado del abismo y admiré aún más a Amelia por su sangre fría. Desde pequeño supe que ella era especial y que hacía cosas especiales, pero ahora descubría hasta dónde era capaz de llegar, y sobre todo me asombraba su frialdad. (Navarro, 2010: 1054)
42 La cuarta diferencia entre Sira y Amelia es su comportamiento hacia sus familiares. Como ya hemos señalado anteriormente, es cierto que ambas mujeres se preocupan por su familia. Sin embargo, tenemos la impresión de que Amelia se preocupa y se vuelca más que Sira ayudando a sus familiares. Un ejemplo concreto permite ilustrar esta idea: su tío, estando en la prisión por no defender los intereses de los nacionales durante la Guerra Civil, es liberado gracias a Amelia. No obstante, debe hacerlo de una manera repugnante: tiene que acostarse con un comisario y es violada por él. Para Amelia, sus familiares son de suma importancia y, justamente por esta razón, le resulta tan difícil aceptar que perdió el derecho a ver a su hijo. Amelia no puede estar en Madrid sin intentar ver a su hijo Javier, lo que va contra la voluntad de la familia de Santiago: “-Sí, me atrevo a decirte que no grites al niño y también suplicarte que hables conmigo, que lleguemos a un acuerdo que le permite a Javier saber quién soy y cuánto le quiero. -Márchate, Amelia, y no vuelvas a acercarte a nosotros o lo pagarás” (Navarro, 2010: 765).
43 Sólo al final de la novela, vemos que Amelia acepta que nunca conocerá a su hijo por sus propios errores en el pasado: “No hay un solo día que no piense en mi hijo, en mi hermana, en mis tíos, en Laura... pero no puedo dar marcha atrás. El día en que me fui con Pierre... ese día terminé con lo mejor de mí misma” (Navarro, 2010:1069). En otras palabras, durante toda la novela Amelia está dividida entre la preocupación por su familia y su vocación política: viene a Madrid para ver sus familiares pero luego se va de nuevo para emprender otro encargo. Esta actitud vacilante no la encontramos en la personalidad de Sira: ella es más equilibrada, sabe dividir su tiempo entre su familia y su trabajo de una manera más adecuada.
44 En cuanto a la última diferencia, el peso de la conciencia, parece que Amelia tiene más dificultades intentando superar el pasado. Como acabamos de decir, le cuesta mucho aceptar que nunca formará parte de la vida de su hijo. En lugar de cambiar totalmente su vida y dejar atrás el pasado, constantemente vuelve a Madrid, no sólo para ver su familia, sino también para ponerse en contacto con Javier. Así, su pasado siempre está presente en su vida actual. Sira, al contrario, puede continuar más fácilmente, dado que adopta una nueva identidad. Sin embargo, hay dos momentos en los que se enfrenta a su vida anterior: primero cuando tiene lugar el reencuentro con su padre y luego cuando vuelve a ver a Ignacio. Este último encuentro consigue impactar en Sira y es confrontada otra vez con lo que ha hecho en el pasado:
45 tú no eres nadie para decirme si te gusta o no el hombre en el que me he convertido. Tú no puedes darme a mí lecciones morales, Sira, porque si yo soy malo, tú eres aún peor. [...] No eres más que una egoísta que habita una casa inmensa en la que se mastica la soledad por las esquinas; una desarraigada que reniega de sus orígenes y es incapaz de pensar en nadie que no sea ella misma. (Dueñas, 2009: 455) Así pues, este reencuentro con Ignacio es un ejemplo del peso de su conciencia. Cabe mencionar que, a pesar de esos encuentros, parece que Sira puede tener una nueva vida sin muchas interrupciones de las consecuancias de sus cometidos errores.
46 Momentos cruciales Empezamos con Sira, quien, como ya hemos mencionado más arriba, cambia por primera vez después del engaño de Ramiro. El segundo momento crucial que se menciona en la novela, es cuando tiene que traer unas pistolas a cambio de dinero para fundar su taller. Es una propuesta de Candelaria con la que Sira se siente muy asustada. No obstante, después de haber terminado su misión con gran éxito, se siente orgullosa, sorprendida de ser capaz de realizar semejantes cosas. Decide que es la hora de adoptar una nueva identidad, más firme y valiente:
47 Con intención de dar la espalda a un bagaje tan patético, resolví afrontar el porvenir tras una máscara de seguridad y valentía para evitar con ella que se entrevieran mis miedos, mis miserias y la puñalada que aún seguía clavada en el alma. Decidí comenzar por el exterior, hacerme con una fachada de mujer mundana e independiente [...] Decidí transmutarme y mi elección fue la de adoptar la apariencia de una mujer firme, solvente, vivida. Debería esforzarme para que mi ignorancia fuera confundida con altanería, mi incertidumbre con dulce desidia. (Dueñas, 2009: 144) Dicho de otro modo, Sira vacila entre dos lados: externamente comienza a crecer, pero interiormente sigue siendo una joven insegura. Sin embargo, es un primer paso hacia la consecución de una personalidad más adulta y fuerte y el comienzo de su éxito en el taller.
48 La próxima etapa en la que la vida de Sira cambia radicalmente es cuando entra en el mundo del espionaje. En la novela se enfatiza considerablemente en el cambio de su identidad, no sólo psicológicamente, sino también oficialmente: recibe un nuevo pasaporte con una nueva identidad y, como ya sabemos, se llamará Arish Agoriuq. Trabajando como espía, Sira se convierte en una mujer nada comparable con la joven que era al inicio de la novela. La culminación de esta evolución se constata después de su misión en Lisboa: Quizá la palabra que mejor encajara en el sentimiento que me invadía fuera orgullo. Por primera vez en mucho tiempo, tal vez por primera vez en toda mi vida, me sentía orgullosa de mí misma. Orgullosa de mis capacidades y de mi resistencia, de haber superado airosamente las expectativas que sobre mí existían. Orgullosa al saberme capaz de aportar un grano de arena para hacer de aquel mundo de locos un sitio mejor. Orgullosa de la mujer que había llegado a ser. (Dueñas, 2009: 594)
49 El carácter de Sira sufre una transformación durante toda la novela y al final vemos que se ha convertido en una mujer totalmente diferente a la chica que era al inicio. Los momentos cruciales en la vida de Amelia, que son más numerosos que en el caso de Sira. No obstante, esto es lógico dado que la novela sigue sus pasos durante toda su vida, mientras que la historia de Sira termina después de la Guerra Mundial. Además de sus estancias en Pawiak y Ravensbrück, hay tres momentos que impactan a Amelia y que la obligan a tomar un giro en su vida. El primer acontecimiento es cuando sus padres fallecen en la Guerra Civil. Amelia se da cuenta de que ya no quiere fallar a su familia y desde este momento decide apoyar más a los suyos, como hemos señalado más arriba.
50 Otro momento importante es cuando su amiga Carla Alessandrini es ahorcada. Carla era, además de una persona muy estimulante, una segunda madre para ella. Amelia se enfada tanto que está decidida a matar a Jürgens, el personaje que encarna el mal y uno de los responsables de la muerte de Alessandrini. El último suceso de gran relevancia es el atentado contra uno de los convoyes de militares alemanes, entre los cuales se encuentra también Max, que resulta gravemente herido como consecuencia del accidente y sufre mutilaciones por la vida. Este accidente la hace reflexionar: siendo una cómplice en el atentado, Amelia se siente culpable de este drama y está resuelta no seguir con el espionaje. Después de este acontecimiento es enviada a Ravensbrück y, cuando está recuperada, ya no quiere trabajar como espía. Sin embargo, Amelia nunca es capaz de dejar el espionaje del todo, ya que sigue trabajando durante la Guerra Fría (cf supra). El momento crucial en el que decide terminar definitivamente su carrera, es cuando lee en un periódico que hay también ex-nazis que trabajan a su servicio. Dado que esto va en contra de sus principios políticos, está decidida acabar con el espionaje para siempre.
51 Relaciones con los hombres Comenzamos con Sira, quien tenía tres hombres importantes, siendo estos Ignacio Montes, Ramiro Arribas y Marcus Logan. Ignacio es el hombre que simboliza la primera etapa en la vida de la joven modista, es decir, su juventud tranquila antes de empezar a evolucionar. Es un tipo simpático y Sira se siente segura a su lado, pero llevan una vida poco apasionante: El hombre de mi vida, pensé entonces. El muchacho tranquilo que intuí destinado a ser el buen padre de mis hijos. [...] No me llevó a él una pasión turbadora, pero sí un afecto intenso y la certeza de que mis días, a su lado, transcurrirían sin pesar ni estridencias, con la dulce suavidad de una almohada. (Dueñas, 2009: 7-8)
52 Es obvio que se queda con Ignacio sólo porque éste la adora, y además porque no tiene conciencia de un amor más intenso: “Yo era su cielo y las estrellas, la más guapa, la mejor. Mi pelo, mi cara, mis ojos. Mis manos, mi boca, mi voz. Toda yo configuraba para él lo insuperable, la fuente de su alegría. Y yo le escuchaba, le decía tonto y me dejaba querer” (Dueñas, 2009:9). Así, cuando conoce a Ramiro Arribas, la decisión de dejar Ignacio no la resulta muy dura. Cabe añadir que Ignacio aparece de nuevo en la vida de Sira, lo que es un encuentro chocante para ella, como ya hemos mencionado. Se puede considerar que en esta reunión Ignacio representa la conciencia de Sira, ya que en este momento revive el pasado. Ramiro es el hombre que representa la etapa más errónea en la vida de Sira, sin embargo, admite que podría cometer el mismo error otra vez:
53 ¿Qué tenía Ramiro, qué me dio para poner mi vida patas arriba en apenas un par de semanas? Aún hoy, tantos años después, puedo componer con los ojos cerrados un catálogo de todo lo que de él me sedujo, y estoy convencida de que si cien veces hubiera nacido, cien veces habría vuelto a enamorarme como entonces lo hice. (Dueñas, 2009: 26) Se puede considerar a Ramiro como el error juvenil de Sira, quien deja cicatrices permanentes en el alma de la joven modista. Así podemos considerar que es responsable del cambio en la personalidad de Sira, ya que ella, a partir de entonces, no confía en los hombres tras lo ocurrido con Ramiro.
54 El siguiente hombre que consigue embelesar a Sira se llama Marcus Logan, un periodista británico que la ayuda a trasladar a su madre a Marruecos. Sira no confía en el británico y esta sospecha se debe probablemente a la inseguridad que le había causado Ramiro: “Si analizaba la situación con frialdad, era consciente de que no había nada que temer: todos mis miedos carecían de fundamento y aquella espera no era más que una demostración absurda de mis inseguridades” (Dueñas, 2009:281). Además, Marcus es el primero que involucra a Sira en espiar a alguien, puesto que, durante una recepción, tiene que averiguar de lo que está hablando un grupo de alemanes. Cuanto más pasa el tiempo, más confía Sira en Marcus y poco a poco se siente atraída a él: “Nos atrajimos Marcus y yo, sí, mucho, y no faltaron ocasiones para que aquello se convirtiera en algo más. [...] Pero yo me esforcé por amarrar mis sentimientos; me negué a avanzar más y él lo aceptó” (Dueñas, 2009: 330).
55 Marcus debe marcharse puesto que, una vez que la madre de Sira está en camino, su tarea ha concluido. Inesperadamente, Sira vuelve a ver a Marcus, sí bien en condiciones no muy óptimas dado que ella está en Lisboa para arreglar el asunto de Manuel Da Silva. Este reencuentro la transporta al pasado, un pasado que era mejor que la situación actual: “Quise abrazarle, decirle sí, Marcus, soy yo. [...] volver a Marruecos, olvidar que existía algo que se llamaba Servicio Secreto, ignorar que tenía un turbio trabajo por hacer y un Madrid triste y gris al que regresar” (Dueñas, 2009:512). No obstante, vuelve a verlo y al final de la misión en Lisboa es Marcus el que la libera de las manos de Da Silva, quien, después de haberse enterado de que Sira le está espiando, quiere liquidarla. Volviendo a Madrid en coche, ambos se sienten incómodos:
56 -Gracias por protegerme, Marcus – musité entonces. No le engañé. Ni le engañe, ni le enternecí, ni le conmoví con mi falso candor. -¿Con quién estás en esto, Sira? – preguntó lentamente sin despegar la vista de la carretera. Me giré y contemplé su perfil en la penumbra. La nariz afilada, la mandíbula fuerte; la misma determinación, la misma seguridad. Parecía el mismo hombre de los días de Tetuán. Parecía. -¿Con quién estás tú, Marcus? En el asiento trasero, invisible pero cercana, se instaló con nosotros una pasajera más: la suspicacia. (Dueñas, 2009: 583)
57 Al final de la novela, todo se resuelve: Marcus también es un agente para los británicos y todo está aclarado así que Sira finalmente puede confiar en él por completo. Se da cuenta de que su relación no va a ser fácil, pero sí se atreve a hacerlo: -Sabes a lo que nos enfrentamos ¿verdad? Lo sabía. Claro que lo sabía. Nos movíamos en pantanos de aguas turbias, en una jungla de mentiras y engranajes clandestinos con aristas capaces de cortar como cristal. Un amor encubierto en tiempo de odios, carencia y traiciones, eso era lo que teníamos por delante. (Dueñas, 2009: 607). Sin embargo, Sira está convencida que todo saldrá bien: “tuve la certeza rotunda de que tampoco en esa misión íbamos a fracasar” (Dueñas, 2009: 607). Dicho de otro modo, es obvio que Sira ha crecido dentro de la novela: al final está muy segura de sí misma, sabiendo que no va a fracasar en los objetivos que quiere lograr. En cuanto a sus relaciones amorosas, resulta que también se ha desarrollado de dos formas.
58 Primero vemos que es capaz de confiar de nuevo en los hombres ya que se atreve a empezar una relación con Marcus en tiempos convulsos. Además de esto, resulta que Sira no se enamora otra vez de un hombre malo y atractivo, dado que no se deja impresionar ni decepcionar por el charlatán Manuel Da Silva. Esto quiere decir que también ha aprendido de su error en el pasado, que fue enamorarse de Ramiro. Si observamos la vida amorosa de Amelia vemos que hubo más hombres en comparación con la vida de Sira, cada uno con un papel particular dentro de la trama así como en la vida de la mujer bella. Al inicio de la novela, el hombre principal es su primer novio formal que viene a ser su marido, o sea Santiago. Luego está con Pierre Comte, el hombre de su vida pero a la vez el que más la hiere. Después vemos Amelia al lado del americano Albert James y por último está con el barón Max von Schumann. En una entrevista de El Imparcial, Navarro explica qué representan esos hombres:
59 Gracias a Santiago, el marido de Amelia, relato el final de la II República; Pierre me sirve para describir lo que significó la Revolución Soviética y el estalinismo; con Albert James sitúo la escena en la Europa de entreguerras; con Max hablo de la II Guerra Mundial; y, por fin, con Friedrich [el hijo de Max] cuento lo que fue la Guerra Fría. De manera que he tratado de narrar la historia de varios hombres cuyas vidas nunca habrían tenido ningún punto en común salvo Amelia. (Navarro en El imparcial, 2010) Dicho de otro modo, Santiago, Pierre, Albert y Max representan, cada uno de ellos, tanto un período en la vida personal de Amelia como una época en la historia de Europa. Comentaremos cómo es la relación entre Amelia y estos hombres y cómo influyen en el desarrollo de su personalidad.
60 Primero apreciamos que ya en su relación con Santiago, Amelia, todavía siendo una joven, es bastante autónoma: como hemos mostrado más arriba, tiene una opinión muy clara. Podemos asimilar el personaje de Santiago a Ignacio, en el sentido de que ambos hombres aman más a las protagonistas que al contrario. Es cierto que Amelia también quiere a Santiago, pero resulta que el francés Pierre Comte sabe conquistarla: es un hombre atractivo con muchos intereses e ideales políticos y eso atrae a Amelia. En cuanto a su relación con Santiago, quisiéramos añadir que Amelia vuelve a verlo a lo largo de su vida. Como ya sabemos, hay un enfrentamiento entre Santiago y Amelia cada vez que está en Madrid, ya que ella no parece entender que tiene que distanciarse de su hijo por las decisiones que ella tomó en el pasado.
61 En su relación con Pierre, notamos que Amelia sí es ingenua e influenciable, ya que adopta las mismas opiniones políticas que su nuevo amor e, influenciada por él, decide dejar su mundo seguro para luchar en favor del comunismo. En este período de su vida la vemos retratada como una niña que es dominada y engañada por un hombre. No tiene aspecto de la mujer poderosa en la que va a convertirse y que, en el fondo, ya es. Podemos comparar a Pierre con Ramiro, puesto que ambos tienen malas intenciones con las jóvenes, es decir utilizarlas para sus propios negocios. Sin embargo, Pierre no es tan cruel Ramiro: después de haber engañado a Amelia, se da cuenta que no puede vivir sin ella y que la quiere mucho.
62 Pierre nota la joven española ella ha cambiado por el dolor que le causó: “Pero Amelia ya no era la dulce joven que había conocido Pierre y le respondió con brusquedad, defendiendo su recién iniciado camino hacia la independencia” (Navarro, 2010: 294). En otras palabras, después del engaño de Pierre, Amelia pierde toda la fe en los ideales que tenía. No obstante, cuando Pierre debe ir a Moscú para su trabajo de espía, Amelia, sabiendo que está muy atemorizado, quiere estar a su lado: “Te he querido mucho, Pierre, y a pesar del daño que me has hecho, no soporto verte en el estado en que te encuentras” (Navarro, 2010, 310-311). Este comportamiento muestra que Amelia es una persona muy indulgente: está siempre a disposición de la gente que quiere, incluso cuando esas personas la trataron mal. Estando en Moscú, Pierre es aprisionado y es torturado hasta que fallece, lo que afecta enormemente a Amelia. A pesar de que el francés la ha manipulado y engañado, Amelia nunca ha querido, ni va a querer, tanto a ningún hombre:
63 Se abrazó al cuerpo inerte de Pierre. El cuerpo de un anciano. El cuerpo de un hombre torturado. Albert James se acercó a la cama e intentó que Amelia se soltara de Pierre, pero ella no quería hacerlo, necesitaba sentir aquel cuerpo pegado al suyo y murmurarle que nunca jamás volvería a querer a nadie como le había querido a él. (Navarro, 2010: 368) La muerte de Pierre implica una nueva etapa en la vida de Amelia, en la que entra otro hombre, Albert James, un periodista norteamericano de origen irlandés. Años antes, ya conoció a Albert cuando estaba en una cena en París con Pierre, y de inmediato lo encontró un hombre simpático. Albert vuelve a aparecer en la vida de Amelia en Moscú, cuando Pierre ya se encuentra encarcelado, y gracias a su ayuda, el francés es liberado.
64 Al principio Albert no es nada más que un amigo, apoyándola en un período difícil: después de haber perdido a Pierre, Amelia se entera de que sus padres fallecieron en la Guerra Civil. Albert es un hombre muy simpático y además es un gran apoyo para Amelia. Pronto se convierten en amantes y, aunque su relación es a disgusto de la madre de Albert, el americano decide quedarse con Amelia ya que la quiere mucho. Amelia, al contrario, no está tan enamorada de él, así que en esta relación resulta otra vez que el intenso amor del hombre no es correspondido, como nota también su amiga Carla: “En cuanto a Albert... no te propondría que te quedaras si supiera que estás enamorada de él, pero no lo estás, le quieres, sí, pero no como quisiste a Pierre” (Navarro, 2010, 608). A lo largo de su relación con Albert, vemos una Amelia que nuevamente se vuelve más autónoma, capaz de tomar sus propias decisiones.
65 Un ejemplo nos permite ilustrar esta evolución: cuando el tío de Albert pregunta si quieren trabajar como espías (cf. supra), Amelia toma una decisión sin consultarla con él. Ella quiere convertirse en una espía, mientras que Albert lo rechaza vehementemente. Trabajando como espía, Amelia descubre un nuevo mundo en el que se está alejando de Albert. Puesto que no le quiere tanto, prefiere su trabajo como espía y la decisión de dejarlo no es difícil. Al principio todavía duda, pero finalmente vence su obsesión por el espionaje y esto supone el final de su relación con Albert: “[...] Para mí es compatible ese compromiso con mi relación contigo... –Lo siento, Amelia. Si esa es tu última palabra, lo siento pero no podemos seguir” (Navarro, 2010: 619).
66 El último hombre importante en la vida de Amelia es el barón Max Von Schumann, un médico militar. Es el hombre con el que Amelia se puede calmar, pero antes pasan por muchas dificultades. Max ya aparece en la vida de Amelia en Buenos Aires, cuando ella todavía está con Pierre: “Amelia impresionó a Max Von Schumann. Le conmovía su fragilidad, la tristeza que emanaba de toda su persona” (Navarro, 2010: 298). Sin embargo, en aquel entonces Max está prometido y Amelia sigue siendo una mujer casada además de tener una relación con Pierre. Ambos se dan cuenta de que una relación no es posible, pero aún así les resulta difícil aceptarlo. Notamos que cada vez vuelve el problema de que Amelia es una mujer casada y eso refuerza el peso de la conciencia que está siempre presente: “Amelia sintió que le ardía el rostro. Se sentía avergonzada, como no había estado desde que abandonó a su familia para irse con Pierre.” (Navarro, 2010: 308).
67 Años después, Max aparece de nuevo en su vida. Trabajando como espía, Amelia debe obtener información sobre los alemanes, y su amistad con Max le resulta muy útil para conseguir este objetivo. Max y su esposa tienen problemas conyugales, así que a Amelia le resulta fácil entrar en la vida del barón y pronto se convierten en amantes. En su relación con Max, observamos una Amelia aún más independiente, por ejemplo cuando fotografía los documentos de Max para que los británicos sepan cuáles son los planes de los alemanes. En este sentido, vemos una inversión de los papeles, ya que ahora ella es la persona que engaña al hombre que quiere:
68 Amelia solía aprovechar para fotografiar los documentos cuando Max dormía o se duchaba. Temblaba pensando el daño irreparable que le haría si un día le descubría. Porque Max estaba enamorado de ella como nunca lo había estado de ninguna mujer. Amelia le correspondía aunque no con tanta intensidad, se decía a sí misma que había gastado lo mejor de su amor entregándoselo a Pierre. (Navarro, 2010: 658) Conviene mencionar que este comportamiento es éticamente incorrecto, pero no cabe duda de que Amelia es una buena espía: siempre es profesional y no se deja influenciar por sus propios sentimientos.
69 En general vemos que Max está muy enamorado de Amelia y está dispuesto a hacer todo por ese amor. Incluso se las ingenia para liberarla dos veces: la primera vez de la prisión de Pawiak y luego en Ravensbrúck, como ya hemos señalado en otro apartado. En este sentido podemos comparar el personaje de Max con Marcus Logan en El tiempo entre costura puesto que ambos salvan la vida de sus amantes. Además son ellos con los que termina la historia amorosa de ambas protagonistas, ya que en el caso de Dime quién soy Max fallece al final y Navarro no dice más sobre otras supuestas relaciones amorosas de Amelia.
70 Trama e historia Importancia de España como nido de espías durante la Segunda Guerra Mundial. Se puede considerar que las actividades del SIS y el SOE en España fueron muy intensas durante aquellos años y, dada la importancia estratégica de la Península Ibérica, la preservación de la neutralidad española era de suma importancia para los ingleses (Alpert, 2002). Como consecuencia, su objetivo principal consistió en mantener a España neutral, para preservar así la seguridad del paso del estrecho de Gibraltar. Además, intentaron desenmascarar las actividades del Abwehr, organismo alemán de información durante la guerra, cuyos espías se encontraron también en España.
71 El objetivo primordial de los alemanes, al contrario, fue la conservación de una España unida al Eje, para asegurar el uso de los puertos en el Atlántico y de sus minas de wolframio (Belló Aliaga, 2011). Sobre todo esta última observación, la del wolframio, es importante en relación con nuestro análisis, como veremos más adelante.