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2 En estos tiempos en que las ciudades son tan despersonalizadoras y despersonalizantes muchos buscan la comunidad, sobre todo cuando se sienten solos, fatigados, débiles y tristes. Para otros, estar solos es insoportable, es un gusto anticipado de la muerte. La comunidad aparece entonces como maravilloso lugar de acogida y participación
3 Pero hay otro ángulo, la comunidad es un lugar terrible. Es el lugar donde se revelan nuestras limitaciones y egoísmos. Cuando empiezo a vivir todo el día con otras personas, descubro mi pobreza y debilidad, mi incapacidad para entenderme con algunos, mis bloqueos, mi afectividad o mi sexualidad perturbada, mis frustraciones, mis celos, mis odios y mis deseos de destrucción.
4 Mientras estaba solo, podía creer que quería a todo el mundo; ahora con otros, constato lo incapaz que soy de amar y rehúso la vida con otros. La vida en común es la revelación penosa de los límites, debilidades y tinieblas de mi ser; es la revelación a menudo inesperada de los monstruos escondidos en mí. Esta revelación es difícil
5 Muchas veces escondemos nuestros monstruos o los negamos al huir de la vida comunitaria y de la relación con los otros, o los acusamos a ellos. Pero si aceptamos que estos monstruos están ahí, se les puede dejar salir y domarles. Es el crecimiento a la liberación. Si somos acogidos con nuestras limitaciones y con nuestras capacidades también, la comunidad poco a poco se convertirá en un lugar de liberación; descubriendo que somos aceptados y amados por los demás, nos aceptamos y amamos mejor el lugar donde se puede ser uno mismo sin miedo ni violencia. Lejos de ser un lugar terrible se convertirá en lugar de vida y crecimiento.
6 Una comunidad no se constituye como tal hasta que la mayoría de sus miembros está dispuesta a dar el paso de “la comunidad para mi” a “yo para la comunidad”, es decir, hasta que el corazón de cada uno está dispuesto a abrirse a cada miembro, sin excluir a nadie.
7 La Comunidad no es cohabitación porque no es un cuartel o un hotel. No es tampoco un equipo de trabajo. Es un lugar en el que cada uno tratamos de salir de las tinieblas del egocentrismo a la luz del amor oblativo.
8 De “la comunidad para mí” a “yo para la comunidad”
9 ¿cómo es nuestra vida?
10 Para dar el paso del egoísmo al amor, de la “comunidad para mi” a “yo para la comunidad”, se precisa tiempo y muchas purificaciones, muertes constantes y muchas resurrecciones. Para amar, es necesario morir sin cesar muchas veces a las ideas, al ego, a las susceptibilidades y comodidades propias. El camino del amor se teje con sacrificios. Las raíces del egoísmo son profundas en nuestro inconsciente y a menudo constituyen nuestras primeras reacciones de defensa, de agresividad, de búsqueda de placer personal.
11 La comunidad empieza a hacerse cuando cada uno hace un esfuerzo por acoger y amar a los otros tal y como son:
12 La acogida es uno de los primeros signos de que la comunidad está viva. Permitir a los demás vivir en la comunidad es señal de que no se tiene miedo, de que se posee el tesoro de la verdad para compartir. Cuando una comunidad cierra sus puertas, es señal de la cerrazón de sus corazones.
13 Al principio una comunidad debe estar un poco cerrada. Se necesita cierto tiempo para que las personas aprendan a conocerse, como en el matrimonio, si los esposos pasan el tiempo recibiendo amigos no tendrá tiempo para forjar su unidad.
14 Hay tiempo para todo, tiempo para formar comunidad y tiempo para abrir las puertas, esto tiempos se entrelazan uno con el otro. Siempre se necesitan tiempos de intimidad, como se necesitan tiempos de apertura. Si la comunidad no hace más que acoger, caerá muy pronto en la dispersión y ya no será una comunidad que acoge, sino una masa de gente que se reúne como en una competición. Si uno permanece paralizado en sí o en el grupo, se ahogará, nacerán las envidias, las disensiones y la vida ya no se propagará.
15 Acoger quiere decir dejar que las personas entren en el interior de la comunidad, pero ellas deben aceptar y respetar los fines, el espíritu, las tradiciones y el reglamento. Acoger, no es recibir en la comunidad a cualquiera, ni dejarle hacer cualquier cosa. Cada comunidad tiene su debilidades y sus limitaciones, que son también sus riquezas. Es importante conocerlas.
16 El riesgo de la acogida
17 La acogida de los visitantes es la prolongación de la acogida que las personas que viven en la comunidad hacen a otras. Si se tiene el corazón abierto para el hermano también se tendrá para el visitante. A veces cuando uno está solo, los visitantes se convierten en distracción, se hace más fácil acoger al visitante que a un hermano o hermana con quien se vive todo el tiempo.
18 Acoger es una actitud interior. Es acoger al otro en nuestro interior, incluso aunque sea molesto o inseguro; es preocuparse por él, estar atento con él, ayudarle a encontrar su lugar en la comunidad o fuera de ella. Acoger es más que escuchar.
19 Es importante equilibrar SOLEDAD- COMUNIDAD. La verdadera soledad, lejos de oponerse a la vida comunitaria, es lugar por excelencia en que tomamos conciencia de nuestro yo, de nuestros actos, de nuestro lugar en la comunidad.
20 Conclusión Cada uno, en el fondo de nuestro ser, hemos de aprender a asumir nuestra soledad, de cada día. En lo más íntimo de cada corazón hay una herida, que se revela en los momentos de fracaso. Solo cuando descubrimos que el fracaso, las depresiones e incluso nuestros pecados, pueden convertirse en ofrenda, en materia de sacrificio y por ahí puede llegar a lo eterno, y recobrar la paz, nos liberamos. Solo cuando se ha aceptado la condición humana con todas sus limitaciones, sus contradicciones, su búsqueda de bondad e cuando la vida comunitaria se descubre como un DON y no una carga pesada.
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