1 Interpretación y uso del mito clásico en el Barroco español
2 Porque lo que de los dioses de la gentilidad se dice fue todo ficción fabulosa de los antiguos, tomaremos principio declarando qué cosa es fábula y por qué se inventó este lenguaje. Fábula dicen a una habla fingida con que se representa una imagen de alguna cosa. Dícese, según Hermógenes, de for faris, verbo latino, que quiere decir hablar, porque toda fábula se funda en un razonamiento de cosas fingidas y aparentes, inventadas por los poetas y sabios, para que debajo de una honesta recreación de apacibles cuentos, dichos con alguna semejanza de verdad, inducir a los lectores a muchas veces leer y saber su escondida moralidad y provechosa doctrina. […] se dividen en mitológicas, y apológicas, y milesias, y genealógicas. Mitológica es una habla que con palabras de admiración significa algún secreto natural, o cuento de historia, como la fábula que dice ser Venus de la espuma del mar engendrada. […] Genealógicas son las que tratan de linaje o parentesco de los dioses fingidos de la gentilidad; y porque usan destas más los poetas para adornar sus poesías, y por otros varios fines, se llaman poéticas, de las cuales, y de las mitológicas, es mi intento en este libro escribir, porque fue tanta la excelencia y grandeza del artificio de los antiguos en fingirlas que con ellas declararon unas veces, según sentido alegórico, principios y preceptos, y orden de la filosofía natural; otras, virtudes y vicios; otras, fuerzas y secretos de medicina y propiedades de cosas; otras, historia; otras, para halagar y ablandar los ánimos de los poderosos; otras, para que en los trabajos y calamidades y perturbaciones del ánimo tengamos sufrimiento; otras, que nos muevan al temor de Dios, y nos aparten de cosas torpes; y así proceden declarando con fábulas todo lo que consiste en saber. (Juan Pérez de Moya: Philosofía secreta. Libro 1, cap. I)
3 Saturno devorando a un hijoSaturno, según Lactancio, fue hijo de Cielo y de Vesta. Muerto su padre Cielo, había de suceder en el reino su hermano Titán, por cuanto era hijo mayor; empero Vesta, madre de Saturno, y las hijas llamadas Ceres y Opis, deseaban que Saturno reinase, porque era gentil mozo y muy sabio, y Titán, a la contra, muy feo y grosero, por lo cual la madre y sus hijas rogaron a Titán diese el reino a Saturno, su hermano. Pudieron tanto los ruegos e importunaciones de los unos, y la diligencia de Saturno, que Titán hubo de darle el reino, con aditamento que Saturno matase los hijos varones que le naciesen, a fin de que, no habiendo Saturno hijos, el reino a los suyos tornase. Casó Saturno con su hermana Opis […]El primer hijo que le nació mandólo matar, mas la segunda vez que la reina se hizo preñada, naciéronle dos hijos: Lidamas, que los poetas después dijeron Iúpiter, y una niña llamada Iuno; mostrando a Saturno la niña, fingiendo no haber parido otra cosa, escondieron a Iúpiter, dándolo a criar a su abuela Vestal. Otros dicen que tenía Saturno costumbre de tragar los hijos que le nacían, y cuando demandó a Iúpiter para lo tragar, Opis le presentó una piedra llamada Abdir, haciéndole entender que aquello pariera. Esta piedra la hizo moler Saturno y se la tragó. En otro tercero parto parió Opis a Neptuno, el cual también con mentiras le escondieron y criaron, y otra vez parió a Plutón y a una niña llamada Glauca; escondieron a Plutón y mostraron a Glauca como que ella sola naciera […] Andando los tiempos (descubridor de las cosas secretas), supo Titán que Saturno, su hermano, tenía hijos, contra el concierto y pleitesía con él puesta, por lo cual, enojado, juntó grandes compañías de sus hijos, llamados Titanos, y quitó a Saturno el reino, y a él y a su mujer púsolos en prisiones. Sabidas estas cosas de Iúpiter, que era ya valeroso mozo, vino con gran ejército de cretenses a favorecer a sus padres; y habida cruda batalla contra su tío y los Titanes, los venció y libró a sus padres. (Libro 2, cap. V) Rubens Saturno devorando a un hijo
5 Vulcano forjando los rayos de JúpiterFue Vulcano artífice de Minerva y herrero; y como tal, según Dionisio Halicarnaseo, hacía los rayos para Iúpiter y armas para los demás dioses; danle por fragua las islas Lipareas o Vulcaneas, y por oficiales los Cýclopes, especialmente a tres, nombrados Brontes, Steropes y Piracmon. […] Pintaban a Vulcano, según Alberico, de figura de un herrero lleno de tizne, y ahumado, y muy feo, y cojo de una pierna, con un martillo en la mano […] Declaración Que Vulcano fuese inventor de las herrerías es porque sin fuego ningún metal se puede labrar ni estender. Que hiciese rayos para Iúpiter y armas para los dioses es que las exhalaciones calientes que de la tierra y agua se levantan, suben en lo alto, en donde cercadas del aire de la región fría se aprietan, y queriendo huir de su contrario el frío, rompen por fuerza la nube por la parte más delgada que en ella hallan, y en este rompimiento se causa el relámpago y trueno y rayo; y como esto se engendre de los dichos vapores que de la tierra y agua se levantan, se dio lugar a la fábula de decir que Vulcano hace rayos para Iúpiter. […] Tener Vulcano para hacer estos rayos por criados y ayudadores a los Cýclopes, especialmente a tres nombrados Brontes, Steropes y Piracmon, es porque la fragua de Vulcano es en las islas Vulcaneas, y todo el suelo, desde aquellas islas hasta Mongivel, monte de Sicilia, es lleno de cuevas de fuego; y porque en Mongivel, y cerca dél, moraron antiguamente los Cýclopes, por esto convenía a éstos ser oficiales de Vulcano; […] Nombran tres por las significaciones, porque Brontes significa trueno; Steropes, claridad; Piracmon, fuego, que son cosas que se causan en la generación de los rayos, que es trueno y relámpago y rayo, que es fuego. (Libro 2, cap. XV) Rubens Vulcano forjando los rayos de Júpiter
7 Del robo de Prosérpina Era Prosérpina una deesa entre los gentiles, hija de Iúpiter y de Ceres, que según Ovidio, significaba tres cosas: las simientes o mieses; la Luna; y la reina de los infiernos […]. Del cómo la robó Plutón escriben los poetas que considerando que todas las deesas rehusaban de recibirle por marido, así por su fealdad como por la escuridad de su reino, subió en un carro, que tres caballos negros tiraban, y vino a Sicilia, y llegando a una floresta de arboleda muy hermosa, en donde a la sazón Prosérpina estaba holgando, cogiendo flores en compañía de otras vírgines, la cual, como a las demás excediese en gentileza de cuerpo y hermosura, vista de Plutón, enamorándose della y tomándola súbitamente de sobresalto, la llevó consigo. Ella daba voces, pedía favor a su madre y compañeras que la valiesen. Plutón, a gran priesa, azotaba los caballos cuanto más podía. […] Aplicación Hemos dicho que Plutón, según Cicerón, denota la fuerza o virtud de la tierra. Agora decimos que Prosérpina denota las simientes sembradas; la razón desto es que Prosérpina se interpreta: Quasi, prope nos serpens. Quiere decir, rastrante cerca de nos. Esto conviene a la simiente, la cual echada en tierra hace raíces, y de allí comiénzase a levantar yerba sobre la tierra, y este levantamiento es como rastrear, porque sobre la tierra es y cerca de nos, por cuanto es junto con nuestros pies. […] Es Prosérpina hija de Ceres en cuanto por Ceres se entiende la tierra, la cual da nutrimiento a las simientes, con la sustancia del humor, de la cual reforma todo cuerpo de las mieses, y este engendramiento se hace dentro de la tierra, arraigándose primero y después saliendo fuera, que son oficios de madre. Es hija de Iúpiter, porque por Iúpiter se entiende el cielo, según dice Tulio, y porque del cielo y estrellas viene la virtud para alterar la materia de que se hace la generación, porque aunque esta virtud la dé Aristóteles al Sol, por cuyo movimiento dice engendrarse y corromperse todas las cosas que se corrompen y engendran, empero más conviene a todo el cielo junto que al Sol solo; por tanto atribuyen ser Prosérpina hija de Iúpiter. […]
8 Cómo Ceres echó menos a su hija ProsérpinaEscribe Ovidio, que echando menos Ceres a su hija Prosérpina, andaba días y noches, con teas y pinos encendidos del monte Ethna de Sicilia, y habiendo andado casi las más partidas del mundo, al fin tornóse a Sicilia, y andando a todas partes, llegó a una fuente llamada Ciane, en donde estaba una ninfa del mismo nombre, la cual, aunque no podía hablar por estar convertida en agua, le mostró por señas todo el hecho de su hija, mostrándole el lugar donde se sumiera. Cuando Ceres entendió su acaecimiento, comenzó a llorarla, como si ya de todo punto fuera perdida, pues no sabe dónde está; y así maldice las tierras, que jamás no puedan llevar mieses, principalmente a Trinacria, y mató los bueyes, y quebró los arados, y derramó las simientes, porque jamás no sembrasen ni naciesen. En aquel tiempo, Aretusa, ninfa, sacó la cabeza debajo del agua, y dijo: «Huelga ya, Ceres, y no quieras hacer tanto mal a la tierra que no tiene culpa, que yo ahora ando por muchos lugares, a veces debajo de tierra, a veces sobre ella; cuando corro so la tierra, veo en el infierno a Prosérpina, tu hija, la cual, aunque por ella estás triste, está alegre y se goza, porque es reina de los infiernos y mujer de Plutón.» […] condoliéndose todos los otros dioses de Ceres, importunaban a Iúpiter hubiese compasión de su hija y lástima de la madre. Tantos fueron los ruegos que movieron a Iúpiter a que se entremetiese a hacer de veras conveniencia entre Ceres y su yerno, y mandó que Prosérpina estuviese con su madre el medio año, y el otro medio estuviese en el infierno con su marido […] Declaración El estar Prosérpina medio año con Plutón, etc., denota ultra de lo que se ha dicho, entendiendo agora por Prosérpina las mieses que del grano sembrado provienen, que el trigo que se siembra está seis meses debajo de la tierra y otros seis sobre la tierra, porque considerando el tiempo desde que comienzan a parecer sobre tierra las porrinas de la sembradura hasta que son segadas, son seis meses o casi, y otro tanto tiempo desde que son segadas hasta que tornan otra vez a parecer. Esto presupuesto, todo el tiempo en que no parecen mieses sobre la tierra se dice estar Prosérpina en el infierno con Plutón. Y todo el tiempo que están las mieses sobre la tierra, dice que está en el cielo con su madre Ceres. (Libro 2, cap. XIV)
9 Rubens Orfeo y Eurídice
10 De Orpheo De Orpheo, hijo de Apolo y de la musa Calíope, escribe Rabano que fue tan excelente en la lira o guitarra que de Mercurio recibió que no sólo a los hombres sacaba fuera de sí, mas aun a las peñas hacía correr, y a los ríos estar, y a las fieras bestias amansar. Y así movió a la ninfa Eurídice, que era una de las Drýades, a lo amar, y al fin recibióla por mujer. A esta Eurídice, por su gran beldad amó el pastor Aristeo el cual no pudiendo ya por ruegos efetuar su deseo, quiso usar de fuerzas. Y un día estando Eurídice con las otras ninfas Drýades, sus hermanas, cerca de la ribera del río Ebro, de Tracia, quiso arrebatarla. Ella, no pudiendo por otra vía escapar, huyó; aconteció estar entre las hierbas por donde iba una grande culebra, según Vergilio, donde comienza: Immanem ante pedes, etc. A la cual Eurídice no viendo, con el pie descalzo pisó la culebra; luego, queriendo su injuria vengar, la mordió, de lo que luego murió; muerta Eurídice, según la universal costumbre o ley, descendió a los infiernos. Lloraban entre tanto las ninfas, sus hermanas; lloraba aún más amargamente su marido Orpheo, el cual, no contento desto, tomó una nueva osadía, de a los infiernos vivo descender a demandar su mujer a los infernales dioses. Fue su decendida por la puerta del monte Tenaro, en donde estando, tan dulcemente cantó […] que Plutón y Prosérpina, dioses del mundo bajo, a Eurídice a Orpheo otorgaron; empero la merced con esta condición templaron, que a Eurídice Orpheo no mirase hasta que del infierno saliese. Orpheo, con esta condición su mujer recibió, con la cual caminando al claro mundo, un loco y muy desventurado deseo le empezó a fatigar de volver la cabeza atrás por la ver, y luego en este punto la perdió, porque las furias infernales con presteza al infierno la tornaron.
11 Declaración moral Por Orpheo se entiende el sabio; por su mujer Eurídice los deseos o apetitos naturales. Toma el sabio a ésta por su mujer por cuanto por sabio que uno sea no puede dejar de tener las concupiscencias, de las cuales en tanto que se vive no podemos ser despojados. Andar Eurídice con las otras ninfas, sus hermanas, en los prados: Por los prados se denotan los deleites deste mundo, por los cuales se entienden los naturales deseos. Enamorarse Aristeo pastor, de Eurídice, significa la virtud, porque Aristeo quiere decir cosa que tiene virtud, y la virtud ama a Eurídice, porque la virtud querría atraer los naturales deseos a orden y regla, apartándolos de los carnales deseos. Huir Eurídice de Aristeo es que los naturales deseos o concupiscencias huyen de la virtud, pensando ser bueno aquello que ellos cubdician. Eurídice huyendo por los prados es mordida de la serpiente venenosa escondida en la hierba: Por la serpiente se entiende el engaño que está escondido en los deleites. Muere Eurídice mordida porque los naturales deseos, siguiendo los deleites, hacen morir el ánima. Muerta Eurídice, deciende a los infiernos porque allá van los que mueren viviendo en deleites. Sacar Orpheo a Eurídice del infierno es que el sabio, entendido por Orpheo, con razones hermosas y verdaderas atrae a los pecadores algunas veces a apartarse de los vicios y deleites. No poder salir Eurídice del infierno con Orpheo, salvo con ley de la no tocar hasta que fuera esté, significa que el sabio que con razones verdaderas a los deseos suyos naturales o ajenos quiere quitar del infierno, que es de los mundanales deleites, no ha de complacer a Eurídice, quiere decir, ha él de aborrecer los deleites, porque si el sabio movido de sus naturales deseos les diere oídos, queriendo seguir lo que ellos le inclinan, tornarse ha Eurídice al infierno; porque si el sabio, que a otros amonestare a huir de los deleites mundanales, y él los mirare con buen rostro, no huyendo dellos, poco aprovechará su dotrina, porque ninguno lo seguirá, mirando más a sus obras que a sus palabras. Decir que antes que acabase Eurídice de salir del infierno la quiso Orpheo mirar es para declarar que el amor no tiene ley o que la guerra de los malos pensamientos no tiene término. (Libro 4, cap. XXXIX)
13 Lucha de Hércules con la Hidra de LernaZurbarán Lucha de Hércules con la Hidra de Lerna
14 De Hércules […] estando Amphitrión ausente, ocupado en guerra, Iúpiter tomó forma de Amphytrión, y una noche se fue en casa de Alcmena, a quien recibió, creyendo ser su marido, […] y así con este engaño usó della, y deste ayuntamiento nació Hércules. […] Pintan a Hércules desnudo o vestido una sola piel, con una maza en la mano derecha y tres manzanas de oro en la izquierda. Fue tenido por la excelencia de sus virtudes en vida como héroe, y después de muerto, como dios, y en tanta veneración, que juraban por él para ser creídos, diciendo: Hercle, Hercules. Me Hercule. Me Hercules. Que son adverbios de jurar, que quiere decir: Por Hércules, que es verdad. Declaración […] Ser Hércules hijo de Iúpiter y de Alcmena no es otra cosa sino la bondad y fortaleza y excelencia de las fuerzas del ánima y del cuerpo, que alanza y desbarata la batalla de todos los vicios del ánima, como se da a entender por sus nombres, porque primero fue llamado Alcides, de alce en griego, que significa fuerza; luego Hércules, que quiere decir fortaleza y prudencia, y la razón que está en el hombre, y constancia, sin la divina bondad, y sin buen subjeto de ánimo no acontece. Algunos dicen que la fortaleza de Hércules fue del ánimo y no del cuerpo, con la cual venció todos aquellos apetitos desordenados, los cuales siendo rebeldes a la razón, como ferocísimos monstruos turban al hombre de contino, y le molestan y fatigan. (Libro 4, cap. I)
16 Del león Nemeo Entre los trabajos que de Hércules los autores escriben fue uno del león del monte Boecia, que otros dicen el león Nemeo; y esto le sucedió siendo de edad de diez y seis o diez y ocho años, enviándole Amphitrión a guardar el ganado, por haber muerto a su maestro Lino; porque no pecase otra vez con otro maestro, mató un león bravísimo, que halló despedazando el ganado; y muerto el león, trujo el cuero por escudo, de donde salió costumbre de allí adelante que muchos que hacían hazañas heroicas se ponían pellejos por escudos, a imitación de Hércules. Esto denota que luego que uno fuere incitado a la virtud, ha de apaciguar y matar el más fuerte de todos los monstruos, que es la soberbia y furor del ánimo, que éste es león Nemeo, que se apacienta en el bosque del poco sufrimiento y poco saber de nuestro ánimo, que destruye los ganados de todas las virtudes. (Libro 4, cap. V)
18 Hércules luchando con AnteoLuca Giordano Hércules luchando con Anteo (Bóveda del Salón de Embajadores. Casón del Buen Retiro)
19 De Hércules y Antheo Andando Hércules por diversas partes del mundo, vino a tierra de Libia, donde moraba Antheo, hijo de la Tierra, nacido sin padre; era gran luchador, que con cuantos probaba sus fuerzas derribaba; y tenía tal propiedad que si caía alguna vez o se dejaba de industria caer en la tierra se levantaba con dos tanta fuerza, y así al fin no podía quedar vencido; y a los que vencía, tomaba él, como era Gigante, y bajaba los grandes árboles, y poníalos allí, y luego dejaba el árbol, y lanzábalos muy lejos. Con éste quiso Hércules probarse; y venidos a la lucha, como Hércules fuese más valiente, derribábalo en tierra, y el Antheo luego más fuerte que primero se levantaba, porque la Tierra su madre le daba nuevas y dobladas fuerzas, lo cual tantas veces hizo que ya Hércules enflaquecía, y sintió que no podía mucho sufrirlo, y advirtiendo el engaño de Antheo, en que fuerzas de la tierra recobraba, levantólo en alto de tierra y tanto así en el aire lo apretó con los brazos que lo mató; y éste fue el vencimiento de la lucha y uno de los trabajos o hazañas de Hércules. […] Sentido moral Hércules significa el varón virtuoso que desea vencer el deseo de su carne, con quien tiene gran combate y lucha de ordinario. La cobdicia o deseo carnal se dice ser hija de la tierra, entendida por Antheo, porque esta cobdicia no nace del espíritu, sino de la carne, como dice el Apóstol, y cuando el varón virtuoso, que es Hércules, pelea con el deseo carnal, véncelo algunas veces, mas como Antheo, cayendo en tierra, recobraba fuerzas, así la carnal cobdicia ya mortificada o pacificada, una vez se suele levantar más recia con la ocasión; y así para que Hércules venza a Antheo es necesario apartarle de su tierra. Quiere decir, apartar ocasiones y conversaciones, y viandas cálidas, y del vino, y camas regaladas, y otras muchas cosas que incitan a lujuria. (Libro 4, cap. VIII)
21 De Gerión Cuentan los historiadores que Hércules, como hombre que aborrecía a los soberbios, tuvo noticia de un gigante llamado Gerión, hijo de Calcidoes y Crisaor, que tenía tres cabezas, hombre muy cruel, que no se podían averiguar con él. Con éste tuvo Hércules dos batallas: en la primera le hizo huir, en memoria de lo cual ordenó los juegos en honra de Pallas. Luego fue en su seguimiento y tuvo otra batalla, y al fin le mató; y en memoria desta victoria, edificó una soberbia torre, que tenía ojos para ver los que a aquel puerto venían, y echaba de sí fuego, con cuya claridad los navíos podían andar de noche. Declaración El sentido histórico desta fábula es que en tierra de Estremadura habitaba un poderoso rey llamado Gerión, que ponía toda su diligencia en criar ganados, y era muy bravo y mal acondicionado para con los que debajo de su dominio estaban. Cuando sus vasallos vieron a Hércules y entendieron sus hazañas, allegáronse a él, querellándose de las bravezas de Gerión; diole deseo a Hércules de quitarle este poderío. Decir que tenía tres cabezas, era ser señor de las tres islas que dicen Gades, Mallorca y Menorca, Otros dicen que tenía tres reinos, que eran Andalucía y Estremadura con Portugal y las montañas de Galizia. […] Fue Hércules a él, y hallólo en una ribera del río Guadiana, en la parte donde agora está la ciudad de Mérida, y peleando allí, le venció, y Gerión se fue huyendo a Galizia. Hizo Hércules en Mérida una habitación en que puso muchos pilares, que hoy día están algunos en pie, y por memoria desta batalla ordenó unos juegos en honra de Pallas, que hoy dicen juegos de la pala, y puso por nombre a aquella tierra Lusitania, que quiere decir juegos de Guadiana, que los antiguos dijeron Topo, por otro nombre, porque así como este animal perpetuamente anda horadando y habita debajo de tierra, así Guadiana, río, muchas leguas va por debajo de tierra, que no se ve.
22 Después de esta victoria, fue Hércules en seguimiento de Gerión a Galizia, y hallólo con mucha gente ribera del mar, en donde agora dicen La Coruña. Trabaron de una parte y de otra una brava batalla, y al fin, después de haber muerto mucha gente de ambas partes, mató Hércules a Gerión, y después hizo una grande torre, encima de la cual ordenó un candil, que sin cebarle con aceite alumbraba, dando gran claridad de día y de noche. Otrosí, puso en ella un espejo que lo tenía una imagen de cobre en la mano, por tal arte, que en cualquiera tierra que navíos se armasen, luego parecía en el espejo, y por esto dice la fábula que esta torre tenía ojos, y que echaba de sí fuego por el candil. […] Diodoro dice que Gerión fue rey de España muy poderoso, y que poseyó muy grandes riquezas, y que tenía tres hijos muy esforzados y guerreros, que andaba cada uno dellos con su ejército de gente. El rey Euristeo, que mandaba los trabajos a Hércules, creyó que sería cosa muy dificultosa y de gran peligro vencer a rey tan poderoso, le mandó que viniese en España contra él, y que trujese consigo el ganado que el rey apacentaba en las partes cercanas al mar Océano. Hércules, obedeciendo el mandamiento de Euristeo y no olvidado de las cosas claras que en el tiempo pasado había hecho, vino en España y venció los hijos de Gerión y llevó todo el ganado del rey. (Libro 4, cap. XI)
23 Hércules y el CancerberoZurbarán Hércules y el Cancerbero
24 Del Cancerbero El Cancerbero era un bravísimo perro de tres gargantas o cabezas, de quien atestigua Vergilio y Horacio ser guarda de los infiernos, que estaba en una cueva ante las casas de Plutón, que todos los que entraban en ella recibía con mucho halago, y a ninguno dejaba salir, porque con grandes ladridos los espantaba. Nació Cerbero de Typhón y Echidna, según Hesiodo. Dícese Cancerbero, de caro que significa carne, y vero, tragar. Deste dice Horacio que le colgaban de la cabeza culebras. Cicerón dice tener este perro cincuenta cabezas; Horacio le da ciento, mas la común opinión es que sólo tenga tres; así lo dice Vergilio, donde comienza: Eumenides tenuitque inhians Cerberus ora, etc. Este perro dicen haberle sacado Hércules de los infiernos por una cueva cercana al río Tenaro, el cual luego que sintió la claridad, vomitó; y dice Strabón, que de la espuma que de la boca le salía y de lo que vomitó nació el rejalgar. Y esta hazaña cuentan por uno de los trabajos de Hércules. Declaración […] Otros dicen que Cerbero denotaba el avaricia y cobdicia de riquezas; que toda la afición del avaro es allegar, y si alguna necesidad sacare a luz las riquezas, entonces da voces el avariento, y desprécialas sin miramiento ni juicio. Por lo cual dicen que Cerbero en viendo la luz vomitó. Tiene muchas cabezas porque la avaricia es principio y fuente de muchas maldades y pecados. O porque atrae a muchas miserias a los hombres, pues que por amor de las riquezas unos son muertos y oprimidos por hierro, otros con veneno y otros con otras maneras de asechanzas. O en otro modo, las tres cabezas de Cerbero denotan tres necesidades que llevan al hombre bueno a la contemplación de las cosas sempiternas, y al malo son veneno; éstas son hambre, sed y sueño. Dicen que mora Cerbero en una cueva escura porque el avaricia es casi el más tonto y necio de todos los vicios, porque ni aprovecha a sí ni a los otros, ni procura ganar gloria para sí ni para sus descendientes, sino siempre trata entre hombres viles y bajos. (Libro 4, cap. XXI)
25 Lucha de Hércules con los GigantesLuca Giordano Lucha de Hércules con los Gigantes (Bóveda del Salón de Embajadores. Casón del Buen Retiro)
26 De la pelea de los titanes o gigantes contra IúpiterCuenta Ovidio que los Titanos o Gigantes, que tenían los pies de serpientes, desearon subir a los reinos celestiales, por echar de allí a Iúpiter y a los demás dioses, y para ponello por obra amontonaron montes unos sobre otros; conviene a saber: el monte Osa sobre el monte Pelión, y sobre éstos pusieron el monte Olimpo, hasta que con ellos llegasen a las estrellas, para después prender a todos los dioses y echarlos de sus aposentos. Entonces Iúpiter, indignado de tan gran soberbia, arrojó un rayo del cielo, con que hirió a estos Gigantes, y abriendo la tierra, los puso debajo de ella, poniéndoles encima unos grandes y pesados montes […] Declaración moral Estos Gigantes, según Macrobio, no fueron algunos hombres de grandes cuerpos, como en común solemos entender; mas llamaron Gigantes a una gente muy necia, que negaron haber dioses; y por esto dice la fábula que querían echar los dioses del cielo, porque los gentiles dieron el cielo a los dioses por lugar. Decir que estos gigantes tenían los pies de serpientes es por significar la maldad y mala inclinación de los tales, porque la serpiente no anda derecha, mas tendida sobre la tierra; así, éstos eran todos terrenales, que no pensaban cosas celestiales. […] Poner los montes Pelión y Osa y Olimpo unos sobre otros, esto es porque son unos montes en Thesalia o Macedonia, que están tan cercanos unos a otros, y de tal modo, que Osa es más alta que Pelión, y Olimpo más alto que Osa, y mirados de lejos parecen estar unos sobre otros; y para declarar esto, fingen que los Gigantes los juntaron. […] Decir que cudiciaron el cielo, esto es porque cudiciaron los Titanos el poderío real que tenía Iúpiter. (Libro 2, cap. VI)
27 Hércules entrega el vellocino a Felipe el BuenoLuca Giordano Alegoría del Toisón (Bóveda del Salón de Embajadores. Casón del Buen Retiro)
28 Juan Francisco Fernández de HerediaTrabajos y afanes de Hércules, floresta de sentencias y exemplos (Madrid, 1682)
29 Presentación: Jesús Simancas CortésImágenes: Museo del Prado Google books Texto: Juan Pérez de Moya: Philosofía secreta. Ed. Carlos Clavería. Madrid: Cátedra, 1995.