1 LA CRISIS (INTERNA Y EXTERNA)Lección 2 LA CRISIS (INTERNA Y EXTERNA)
2 PARA MEMORIZAR: “Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová” (Jeremías 2:3). LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jueces 2:1-5; 1 Reyes 12:26-31; 2 Crónicas 33:9, 10; Jeremías 2:1-28; 5:2, 3.
3 SI HAY UNA PALABRA QUE DESCRIBE la condición humana desde la Caída, es “crisis”; sacarnos de ella costó la muerte de Jesús en la cruz. La crisis debe ser sumamente mala; después de todo, considera las medidas extremas requeridas para solucionarla. Por toda la Biblia, aparecen incidentes que suceden ante el telón de fondo de una u otra crisis. La situación en el tiempo de Jeremías y su ministerio no fueron diferentes.
4 El pueblo de Dios afrontabamuchos desafíos, tanto desde adentro como desde afuera. Lamentablemente, a pesar de la terrible amena- za militar de poderes extran- jeros, en muchos sentidos la crisis provino desde adentro. “Adentro” significa no solo un liderazgo y un sacerdocio corruptos, lo que ya es bas- tante malo; “adentro” tam- bién se refiere al pueblo, cu- yos corazones se habían en- durecido tanto y dañado tanto por el pecado y la apostasía que rehusaban prestar atención a las advertencias que Dios les enviaba anunciándoles que podrían evitar el desastre. El pecado ya es suficientemente malo, pero cuando uno rehúsa apartarse de él, ¡eso es crisis!
5 1. UNA BREVE HISTORIA Cuando los Israelitas finalmente entraron en la Tierra Prometida, después de años de peregrinación por el desierto, no pasó mu- cho tiempo hasta que comenzaron las difi- cultades. Solo fue necesario que surgiera una generación nueva, que “no conocía a Jehová” (Jueces 2:10), y comenzó una crisis espiritual que, en muchos sentidos, infectó a la nación a lo largo de su historia. En realidad, es un problema que ha infectado también a la iglesia cristiana.
6 ¿Qué causó la crisis, y de qué modo se mani- festó?Lee Jueces 2:1 al 15. ¿Qué causó la crisis, y de qué modo se mani- festó? El versículo 11 dice: “Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová”. Cada generación, una tras otra, avanzó un paso más lejos de Dios hasta que la nación estuvo haciendo exactamente lo que Dios le había dicho que no hiciera. Por causa de su pecado, afrontó una crisis tras otra, pero Dios aun entonces no la abandonó. Le envió jueces (Juec. 2:16), que la libraron de inmediato de sus desgracias.
7 SAUL DAVID SALOMÓN Después de la era de los jueces, la nación entró en un período de relativa paz y prosperidad bajo lo que se ha llamado “el reino unido”, el gobierno de Saúl, David y Salomón, que duró unos cien años. Bajo David, y luego Salomón, la nación creció hasta ser una potencia regional.
8 Sin embargo, los “buenos” tiempos no duraron muchoSin embargo, los “buenos” tiempos no duraron mucho. Después de la muerte de Salomón (aproximadamente 931 a.C.), la nación se dividió en dos rei-nos: Israel en el norte y Judá en el sur. Mucha de la culpa puede asignarse al gobierno equivocado de Salomón, quien, con toda su sabiduría, cometió muchos errores. “Las tribus habían sufrido durante mucho tiempo graves perjuicios bajo las medidas opresivas de su gobernante anterior. El despil-farro cometido por Salomón durante su apostasía lo había inducido a impo-ner al pueblo contribuciones gravosas y a exigirle muchos servicios” (PR 65). Nunca más las cosas fueron iguales para la nación elegida por Dios. Hicie-ron todo lo que Dios les había adver-tido que no debían hacer, y por ello cosecharon las tristes consecuencias.
9 REFLEXIÓN Piensa en el problema de la siguiente generación, que no tenía los valores y las creencias de la anterior. ¿En qué forma nosotros, como iglesia, sufrimos este problema? ¿De qué manera podemos aprender a transmitir nuestros valores a quienes nos siguen?
10 2. LOS DOS REINOS Después de la división de la nación, las cosas fueron de mal en peor. En el Reino del Norte, el rey Jeroboam hizo algunas elecciones terribles que tuvieron un impacto malo y larga duración. Lee 1 Reyes 12:26 al 31. ¿Qué debe decirnos esto acerca del modo en que las circunstancias inmediatas pueden oscurecer nuestro juicio? La entrada de la adoración idólatra por influencia del rey ayudó a poner la nación en un sendero desastroso. “La apostasía introducida durante el reinado de Jeroboam se fue haciendo cada vez más pronunciada, hasta que finalmente resultó en la destrucción completa del reino de Israel” (PR 78). En el año 722 a.C., Salmanasar, rey de Asiria, puso fin al reino y deportó a sus habitantes a diferentes partes de su imperio (ver 2 Reyes 17:1-7). No hubo retorno de este exilio. Por un tiempo, Israel desapareció de la historia.
11 En el Reino del Sur, las cosas no fueron tan mal, al menos por un tiempo. Pero tampoco fue- ron mejores y, co- mo con el Reino del Norte, Dios procuró evitar la calamidad que a- frontaba ese reino, solo que ahora la amenaza provenía de los babilonios. Tristemente Judá, con raras excepciones, tuvo una serie de reyes que condujeron a la nación a una apostasía más grave.
12 A pesar de esos líderes terribles, muchos de los libros de la Biblia, ¿Qué dicen los siguientes versículos acerca del reino de algunos de los reyes de Judá? 2 Crónicas 33:9, 10, 21-23; 2 Reyes 24:8, 9, 18, 19. A pesar de esos líderes terribles, muchos de los libros de la Biblia, incluyendo el de Jeremías, son las palabras de los profetas que Dios envió a su pueblo en un intento por hacerlos volver del pecado y la apostasía que es-taba destruyendo el corazón de la nación. Dios no a- bandonaría a su pueblo sin darle tiempo y oportunidades suficientes para volverse de sus malos caminos y evitar el desastre que traería, inevitablemente, su pecado.
13 REFLEXIÓN Es muy difícil salirse de la cultura y el ambiente propios, y mirarse objetivamente. En realidad, es imposible. ¿Por qué, entonces, debemos comparar constantemente nuestra vida con las normas de la Biblia? ¿Qué otra norma tenemos?
14 3. DOS MALES En medio de este cuadro, el joven Jeremías comenzó su ministerio profético. “La pala-bra de Dios” vino a él, y él la proclamó con la esperanza de que la gente, atendiendo a estas palabras, pudiera evitar la ruina que, de otro modo, sobrevendría ciertamente. Lee Jeremías 2:1 al 28, y res-ponde las siguientes pregun-tas: ¿Qué promesas había hecho Dios a la nación si era fiel? (versículos 2, 3). ¿Qué hacían algunos de los sacerdotes, pastores y profetas que era pecaminoso? (vers. 8).
15 ¿De qué maneras terribles se estaba engañando la gente con respecto a su verdadera condición espiritual? (vers. 23, 24). Aunque la nación había experimentado alguna reforma espiritual bajo el liderazgo de Ezequías y de Josías, la gente volvió a sus antiguos caminos y cayó en una apostasía peor. Como lo hizo durante todo su ministerio, Jeremías habló en términos clarísimos de lo que estaba sucediendo.
16 Especialmente interesantes son sus palabras en Jeremías 2:13. La gente había come- tido dos males: primero, había aban- donado a Dios, la fuente de aguas vivas; y segundo, como resultado, había cavado para sí cisternas rotas que, por supuesto, no podían retener agua. Es decir, al abandonar a Dios, habían perdido todo. Estas palabras llegan a tener aún más significado a la luz de lo que dice Jesús en Juan 4:10.
17 REFLEXIÓN En Jeremías 2:5, Dios dijo que habían ido tras “vanidad” y, como resultado, habían llegado a ser “vanos”. La palabra hebrea para ambos términos viene de la misma raíz hebrea (hbl) que se usa en Eclesiastés y se traduce como “vanidad”. También significa “vapor”, o “aliento”. ¿De qué modo buscar cosas sin valor nos hace “vanos”? ¿Qué significa esto? ¿De qué forma este concepto nos ayuda a comprender a quienes, a veces, sienten como si su vida no tuviera sentido o valor? ¿Cuál es la respuesta para ellos?
18 4. LA AMENAZA DE BABILONIAHasta cierto grado, el tras- fondo de los eventos polí- ticos que dieron forma al ministerio de Jeremías se ha perdido. Es decir, muchos de los detalles no están disponi- bles hoy. Pero, la Biblia –con la ayuda de los ha- llazgos arqueológicos– presenta elementos más que suficientes para tener un cuadro general de lo que sucedió. Aunque desde una perspectiva humana probablemente parecía que nadie estaba en el control mientras esas naciones batallaban por tener tierra, poder y hegemonía, la Biblia nos enseña otra cosa.
19 Lee Jeremías 27:6. ¿De qué modo debemos entender esto?En los primeros años del ministerio de Jeremías, el pequeño reino de Judá se había visto envuelto en las batallas militares entre Babilonia, Egipto y el poder decadente de Asiria. Con la declinación del Imperio Asirio a fines del siglo VII a.C., Egipto procuró reconquistar poder y dominio en la región. Sin embargo, en la batalla de Carquemis, en 605 a.C., Egipto fue aplastado y Babilonia llegó a ser el nuevo poder mundial.
20 Este nuevo poder hizo de Judá su vasallo. Joacim, rey de Judá, pudo esta- bilizar el país solo jurando lealtad al rey de Babilonia. Sin embargo, lo que muchos en el país querían era pelear y liberarse de los babilonios, aun cuando eso no era lo que Dios quería que hicieran. Por el contrario, Dios estaba usando a Babilonia específicamente como un medio para castigar a la nación por su apostasía.
21 Lee Jeremías 25:8 al 12. ¿Cuál fue el mensajede Jeremías al pueblo de Judá? Una y otra vez Jeremías advirtió al pueblo lo que sucedería por causa de su pecado; y cada vez, muchos de los líderes políticos y religiosos rehusaron prestar atención a las advertencias, creyendo en cambio lo que ellos deseaban creer, que era que Dios los libraría. Después de todo, ¿no eran ellos el pueblo especial llamado por Dios?
22 REFLEXIÓN ¿Cuándo fue la última vez que creíste lo que desea-bas creer, sin importarte cuán obviamente equivocada era esa creencia? ¿Qué lecciones has aprendido que te ayudarán a que no vuelva a pasarte lo mismo?
23 5. JURAMENTO EN FALSO En Jeremías 5:1, Dios le dice a la gente que corra por las calles y vea si encuentra “un hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré [a Jerusalén]”. Esto nos recuerda dos historias. Una es la de un antiguo filósofo griego del siglo IV a.C., llamado Diógenes que, de acuerdo con la leyenda, solía caminar por el mercado en pleno día con una luz encendida, diciendo que buscaba un hombre honesto. La otra historia, que sabemos que es verdadera, es la de Abraham, cuando Dios le dijo que si podía encontrar cincuenta justos (que pronto aquel bajó a diez) no destruiría a Sodoma.
24 En estas palabras de Dios por medio de Jeremías, el Señor quería revelar cuán extendida era la apostasía y el pecado entre su pueblo. ¿No había alguno que hiciera justicia y buscara la verdad? Si los había, eran muy pocos. Lee Jeremías 5:2 y 3. ¿Qué se dice aquí que muestra cuán mal estaban las cosas? (Ver Levítico 19:12.)
25 Estos versículos planteanun punto que aparece en todo el libro. No importa cuán bajo hubiera caído la nación, ¡muchos en el pueblo creían que todavía esta- ban siguiendo fielmente a Dios! Pronunciaban su nombre, pero lo hacían “falsamente” en lugar de hacerlo “en verdad, en juicio y en justicia” (Jeremías 4:2), como Dios les había ordenado. Ellos no escucharon la advertencia que venía de Dios, sino que siguieron con sus vidas y prácticas religiosas como si todo estuviera bien entre ellos y Dios cuando, en realidad, casi nada estaba bien.
26 La profundidad de su engaño puede verse en Jeremías 7:4, cuando la gente obtenía un falso consuelo en las palabras ¡hekhal ywhw, hekhal yhwh, hekhal yhwh hem- ma! (“Templo de Jehová, templo de Jehová es éste”), como si tener el Templo fuera todo lo que necesitaban para asegurarse de que todo iba bien con ellos. Una cosa es saber que estás en una crisis; pero estar en una crisis y no saberlo es una situación aún peor.
27 REFLEXIÓN Con todas las verdades maravillosas que se nos han dado como adventistas del séptimo día, ¿de qué manera podemos asegurarnos de no caer en un engaño similar creyendo que nuestro llamamiento singular, en sí mismo, es suficiente para salvarnos?
28 PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:“No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece” (Deuteronomio 12:8). “Cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios” (Deuteronomio 13:18). “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6; 21:25).
29 En estos versículos se presenta un contraste sumamente importante, especialmente en estos días y época, cuando muchas personas se re- belan ante la idea de que una autoridad de afuera les diga lo que deben hacer, o qué es lo bueno y qué es lo malo. No obstante, podemos ver una distinción muy clara entre estas dos cosmovisiones. En una, la gente hace lo que le parece que está “bien”; en la otra, la gente hace lo que está bien “ante los ojos de Jehová tu Dios”. El problema con la primera posición es que, como sucedió tantas veces en la historia, lo que está “bien” a los ojos propios está mal a los ojos de Dios. Por esto debemos someter todo, aun nuestras conciencias, a la Palabra de Dios.
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