La Misericordia (2º) Texto: Antonio Rodríguez Carmona Montaje: Antonio García Polo Música: En el Jardín de un monasterio. A. Ketelbey.

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Author: Martín Hernández Campos
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4 La Misericordia (2º) Texto: Antonio Rodríguez Carmona Montaje: Antonio García Polo Música: En el Jardín de un monasterio. A. Ketelbey

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6 «El poder de su majestad, ¿quién lo calculará? ¿quién pretenderá contar sus misericordias?» (Eclo 18,5).

7 «Tú, Dios nuestro, eres bueno y verdadero, paciente y que con misericordia gobiernas el universo» (Sab 15,1). «Tú amas todo lo que existe y no te disgusta nada de lo que has creado, pues si lo hubieses odiado, no lo hubieras creado […] Tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amante de la vida» (Sab 11,24.26).

8 «Como eres justo, con justicia administras el universo, y miras como extraño a tu poder condenar a quien no merece ser castigado. Tu fuerza es el principio de tu justicia y tu señorío sobre todos los seres te hace indulgente con todos ellos. Dueño de tu fuerza, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia porque, con sólo quererlo, lo puedes todo» Dueño de tu fuerza, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia porque, con sólo quererlo, lo puedes todo» (Sab 12,15-18). Ostentas tu fuerza a los que no creen en la plenitud de tu poder, y confundes la audacia de los que la conocen.

9 No porque no pudieses en batalla campal entregar a los impíos en manos de los justos, o aniquilarlos de una vez con feroces fieras o con una palabra inexorable, sino que les concedías, con un castigo gradual, una ocasión de arrepentirse» (Sab 12,2.9-10). «Por eso mismo gradualmente castigas a los que caen; les amonestas recordándoles en qué pecan para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.[…]

10 «Que el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en la hora de la tribulación» (Eclo 2,11). « Como gota de agua del mar, como grano de arena, tan pocos son sus años (del hombre) frente a la eternidad. Por eso el Señor es paciente con ellos, y derrama sobre ellos su misericordia.

11 Él reprende, adoctrina y enseña, y hace volver, como un pastor, a su rebaño. Tiene piedad de los que acogen la instrucción, y de los que se afanan por sus juicios» (Eclo 18,9-14). El ve y sabe que su fin es miserable, por eso multiplica su perdón. La misericordia del hombre sólo alcanza a su prójimo, la misericordia del Señor abarca a todo el mundo.

12 «Con un simple soplo podían sucumbir, perseguidos por la justicia, aventados por el soplo de tu poder. Pero tú todo lo dispusiste con medida, número y peso. Pues el actuar con inmenso poder siempre está en tu mano.

13 Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan […] Mas tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas la vida» (Sab. 11,20-23.26). ¿Quién se podrá oponer a la fuerza de tu brazo? Como lo que basta a inclinar una balanza, es el mundo entero en tu presencia, como la gota de rocío que a la mañana baja sobre la tierra.

14 «Los que teméis al Señor, esperad bienes, contento eterno y misericordia» (Eclo 2,9).

15 « La oración del humilde atraviesa las nubes, hasta que no llega a su término no se consuela él. Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio.Y el Señor no se tardará, ni tendrá con éstos más paciencia, hasta no haber machacado los lomos de los sin entrañas […] « La oración del humilde atraviesa las nubes, hasta que no llega a su término no se consuela él. Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio. Y el Señor no se tardará, ni tendrá con éstos más paciencia, hasta no haber machacado los lomos de los sin entrañas […] y haber hecho justicia a su pueblo, y haberles dado contento con su misericordia» (Eclo 35,17-23). « La oración del humilde atraviesa las nubes, hasta que no llega a su término no se consuela él. Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio.Y el Señor no se tardará, ni tendrá con éstos más paciencia, hasta no haber machacado los lomos de los sin entrañas […] « La oración del humilde atraviesa las nubes, hasta que no llega a su término no se consuela él. Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio. Y el Señor no se tardará, ni tendrá con éstos más paciencia, hasta no haber machacado los lomos de los sin entrañas […] y haber hecho justicia a su pueblo, y haberles dado contento con su misericordia» (Eclo 35,17-23).

16 « Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, y no os desviéis, para no caer. Los que teméis al Señor, confiaos a él, y no os faltará la recompensa» (Eclo 1,6-8). «¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que a él se convierten!» (Eclo 17,29). «¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que a él se convierten!» (Eclo 17,29). « Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, y no os desviéis, para no caer. Los que teméis al Señor, confiaos a él, y no os faltará la recompensa» (Eclo 1,6-8). «¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que a él se convierten!» (Eclo 17,29). «¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que a él se convierten!» (Eclo 17,29).

17 «Y ahora bendecid al Dios del universo, el que por todas partes hace grandes cosas, el que exaltó nuestros días desde el seno materno, y que nos trata según su misericordia. » (Eclo 50,22-24). «Que vuestra alma se recree en la misericordia del Señor, no os avergoncéis de su alabanza» (Eclo 51,29). «Y ahora bendecid al Dios del universo, el que por todas partes hace grandes cosas, el que exaltó nuestros días desde el seno materno, y que nos trata según su misericordia. » (Eclo 50,22-24). «Que vuestra alma se recree en la misericordia del Señor, no os avergoncéis de su alabanza» (Eclo 51,29).

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19 «No perdonó él a los antiguos gigantes que se rebelaron fiados de su fuerza. No pasó por alto al vecindario de Lot, a los que abominaba por su orgullo. No se apiadó de la nación perdida, de los que estaban engreídos en sus pecados. […].

20 Pues misericordia e ira están con Él, tan poderoso en perdón como pródigo en ira. Tan grande como su misericordia es su severidad, según sus obras juzga al hombre. No escapará el pecador con su rapiña, ni quedará fallida la paciencia del piadoso» (Eclo 16,7-9.11-13).

21 «A sí mismo se beneficia el que es misericordioso, a sí mismo se perjudica el hombre cruel» (Prov 11,17). « Quien va tras la justicia y la misericordia hallará vida, justicia y honor» (Prov 21,21). « Con misericordia y lealtad se expía la falta; con el temor de Yahvé se evita el mal» (Prov 16,6). « Con misericordia y lealtad se expía la falta; con el temor de Yahvé se evita el mal» (Prov 16,6).

22 « Lo que se desea en un hombre es la misericordia» (Prov 19,22). « Quien desprecia a su vecino comete pecado; dichoso el que tiene misericordia de los pobres» (Prov 14,21). « Misericordia y lealtad custodian al rey, fundamenta su trono en la bondad» (Prov 20,28).

23 «Muchos hombres se dicen misericordiosos; pero un hombre fiel, ¿quién lo encontrará?» (Prov 20,6).

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25 «No descuides hacer limosna» (Eclo 7,10). «No sea tu mano abierta para recibir, y cerrada para dar» (Eclo 4,31). «Para toda limosna tiene él un sitio, cada cual hallará según sus obras» (Eclo 16,14).

26 Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas. Don valioso es la limosna para cuantos la practican en presencia del Altísimo» (Tob 4,7-11) «Haz limosna con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla. No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. Regula tu limosna según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad.

27 « Buena es la oración con ayuno; y mejor es la limosna con justicia que la riqueza con iniquidad. Mejor es hacer limosna que atesorar oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendrán larga vida» (Tob 12,7-9). (Tob 12,7-9).

28 « Hijo, no prives al pobre del sustento, ni dejes en suspenso los ojos suplicantes. No entristezcas al que tiene hambre, no exasperes al hombre en su indigencia. No te ensañes con el corazón exasperado, no hagas esperar la dádiva al mendigo. No rechaces al suplicante atribulado, ni apartes tu rostro del pobre» (Eclo 4,1-4). « Da de tu pan al hambriento y de tus vestidos al desnudo. Haz limosna de todo cuanto te sobra; y que tu ojo no mire cuando des limosna» (Tob 4,16).

29 « No te retraigas ante los que lloran, y aflígete con los que se afligen. No dejes de visitar al enfermo, porque con estas obras ganarás amor» (Eclo 7,34-35).

30 «Quien hace misericordia, presta al prójimo, quien le apoya con su mano, guarda los mandamientos. Presta a tu prójimo cuando se halle en necesidad, y por tu parte restituye a tiempo al prójimo» (Eclo 29,1).

31 “Estuve en la cárcel y viniste a verme”