LA ÚLTIMA ESPERANZA DE UNA PACIENTE MARCOS 5:25-29; HEBREOS 4:16.

1 LA ÚLTIMA ESPERANZA DE UNA PACIENTE MARCOS 5:25-29; HEB...
Author: Beatriz Valverde Plaza
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1 LA ÚLTIMA ESPERANZA DE UNA PACIENTE MARCOS 5:25-29; HEBREOS 4:16.

2 LA ÚLTIMA ESPERANZA DE UNA PACIENTE El texto Bíblico para este tema se encuentra en MARCOS 5:25-29. « Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, 27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote ».

3 La mujer de este pasaje sufría un mal que era muy corriente y muy difícil de tratar. El Talmud propone no menos de once curas para esa dolencia. Algunas de ellas no son más que tónicos y astringentes ( seca las heridas ); pero otras son sencillamente supersticiones, como llevar las cenizas de un huevo de avestruz en una faja de lino en el verano y de algodón en invierno; o llevar una espiga de cebada que se hubiera encontrado en el estiércol de una burra blanca. Sin duda esta pobre mujer había probado de todo hasta esos remedios desesperados. Lo malo era que la afectaba en cuatro áreas: (1), aquello afectaba la salud de una mujer. (2), la mantenía en una condición de impureza ritual. (3), le impedía participar en el culto a Dios. y (4), le impedía tener trato con las demás personas.

4 Así lo disponía Dios en Lev 15:25-27. «Cuando una mujer tenga flujo de sangre por muchos días fuera del tiempo de su menstruación, o cuando tenga flujo de sangre más allá de su menstruación, todo el tiempo de su flujo quedará impura como en los días de su menstruación. 26 Toda cama en que duerma mientras dura su flujo será como la cama de su menstruación, y todo mueble sobre que se siente será inmundo como la impureza de su menstruación. 27 Cualquiera que toque esas cosas será impuro y lavará sus vestidos, se lavará a sí mismo con agua, y quedará impuro hasta la noche»

5 Marcos se mete aquí un poco con los médicos. La mujer había acudido a todos los que había podido, y había sufrido mucho con los tratamientos, y se había gastado todo lo que tenía; y el resultado había sido, no ponerse mejor, sino cada vez peor. – La literatura judía es interesante en el tema de los médicos. «Yo solía ir a los médicos -dice una persona- para que me curaran; pero cuanto más me ungían con sus pócimas, más se me nublaban los ojos, hasta que me quedé completamente ciego» (Tobías 2:10). – Hay un pasaje en la Misná, que es un sumario de la ley tradicional, hablando acerca de los negocios a los que se puede dedicar a un hijo. «Rabí Yehudá dice: "Los muleros son en su mayoría unos canallas; los camelleros son en su mayoría gente como es debido; los marinos son casi todos santos; los mejores entre los médicos están destinados a la gehena, y los más aceptables de los carniceros son colegas de Amalec."»

6 Aquí hay que tener en cuenta el humor característicamente judío, aplicado a una profesión digna y respetada en la que los judíos siempre descollaron. – Y afortunada y justamente hay voces en el sentido opuesto. – Uno de los elogios más grandes que se han hecho de los médicos está en El Libro de Sirá (uno de los apócrifos o deuterocanónicos que se escribieron entre el Antiguo y el Nuevo Testamento), que tomamos de la Biblia del Oso: – Nota: La Biblia del Oso, es una versión de la Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina.

7 «Honra al médico de sus honras para las necesidades: porque el Señor lo crió. Porque la medicina viene del Altísimo, y de los reyes será honrada. La ciencia del médico hace alzar su cabeza, y delante de los príncipes es admirable. El Señor crió de la tierra las medicinas, y el hombre prudente no las despreciará con fastidio. ¿El agua no recibió dulzura del madero, para que su virtud fuese notoria al hombre? Él es el Que dio a los hombres la ciencia para ser glorificado en sus maravillas. Él es el Que sana por estas cosas, y mitiga el dolor del hombre. El boticario con estas cosas hace sus compuestos (suaves, y sus unciones salutíferas,) y sus obras no tienen fin; mas de Él procede la prosperidad sobre toda la tierra.

8 Hijo, en tu enfermedad no seas negligente, mas ora al Señor, y El te sanará. Apártate del pecado, y endereza la mano; y de toda culpa limpia tu corazón. Ofrece perfume de suave olor, y memorial de flor de harina; engrasa la ofrenda, que no eres tú el primero que das estos dones. Y da luego lugar al médico, porque Dios lo crió; y no se aparte de ti, porque lo has menester. (Porque) hay tiempo cuando el buen suceso está en sus manos. Porque también ellos orarán al Señor que les prospera la ayuda y la cura por causa de la vida. El que peca contra Aquel Que lo hizo, caiga en las manos del médico».

9 Los médicos no habían tenido éxito en el caso de esta mujer, y ella había oído hablar de Jesús. Pero ella tenía este problema: su dolencia era doblemente embarazosa; el meterse entre la gente y confesarlo abiertamente era imposible, porque contaminaba a todos los que tocara, aunque fuera un roce mínimo; pero a pesar de todo decidió tratar de tocar, aunque sólo fuera la ropa de Jesús, en secreto. Cualquier judío devoto llevaba una ropa exterior con cuatro flecos, uno en cada extremo. Estos flecos se llevaban obedeciendo el mandamiento de Dios escrito en Núm. 15:38-40, estos flecos eran para indicarles a los demás, y al mismo que las usaba, que era un miembro del pueblo escogido de Dios.

10 Con fe inquebrantable tocó el borde del manto de Jesús. Eran el emblema de todo judío piadoso. Fue uno de esos flecos lo que tocó la mujer escurriéndose entre la multitud; y en cuanto lo tocó sintió la emoción de saberse curada.

11 Aquí tenemos a una mujer que vino a Jesús como su última esperanza; había probado todas las otras curas que el mundo pudiera ofrecer, y finalmente como único recurso probó con Jesús. Muchas y muchas personas han venido a buscar la ayuda de Jesús cuando estaban al borde de la desesperación. Puede que hubieran luchado contra la tentación hasta no poder más, y Le extendieron la mano gritando: «¡Señor, sálvame, que estoy perdido!» (Ver Juan 6:37). No importa la situación en la que te encuentres ¡Ven a Jesús, y dile, Sálvame Señor!

12 Puede que hubieran luchado con alguna responsabilidad agotadora hasta no poder más, y entonces clamaron por una fuerza que ya no tenían en sí mismos. Puede que fueran personas que habían trabajado para alcanzar la bondad que anhelaban, sólo para verla cada vez más lejos, hasta sentirse totalmente frustrados. Ninguna persona tendría por qué acudir a Cristo obligada por las circunstancias; y sin embargo muchos vienen así; pero aunque sea así como venimos, El no nos despedirá con las manos vacías. Aunque todo nos falle, Él no nos fallará. Tiene todo el poder para sanar, y restaurar.

13 Él está esperándote, no lo dudes más, ven a cristo, Él es la solución

14 HEBREOS 4:16. dice: « Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro » Les invito para que juntos elevemos esta oración a Nuestro Padre celestial: « Padre Nuestro que estas en el cielo, gracias por permitirme elevar esta oración. Te agradezco por todas las cosas que tu en tu misericordia me has concedido. Te suplico por favor, me ayudes en mi gran necesidad, tu conoces Señor mi situación. Te la presento a ti Señor, para que si es tu voluntad, me ayudes, me sanes, me socorras, Señor. Por favor. Te lo pido en el Nombre de tu Hijo amado, Cristo Jesús. Amen ».