Laicismo, catolicismo y Estado de la Iglesia, 1848-1929

1 Laicismo, catolicismo y Estado de la Iglesia, 1848-1929...
Author: Vicente Olivera Jiménez
0 downloads 0 Views

1 Laicismo, catolicismo y Estado de la Iglesia, 1848-1929 [email protected]

2 Esta clase quiere ser un pequeño aporte para comprender el proceso histórico que llevó a la perdida del poder temporal de la Iglesia católica. ¿Cómo logró el Estado Italiano la hazaña de conquistar el Estado de la Iglesia? La Iglesia pierde definitivamente su poder temporal.

3 El liberalismo del siglo XIX niega los principios del ancien régime: 1.la negación de toda potestad espiritual del Estado; 2.la negación de toda potestad temporal de la Iglesia; 3.la ilimitada recíproca libertad del Estado y de la Iglesia.

4 Esto implicaba la caducidad de los concordatos vigentes entre Iglesia católica y los estados y la imposibilidad de cualquier nuevo acuerdo.

5  Entre 1840 y 1860, las piezas del rompecabezas italiano se fueron uniendo, y apareció un nuevo Estado nacional, de fronteras inciertas y naturaleza aún desconocida.

6  La formación nacional en Italia, se llevó a cabo contra la voluntad de la Curia Vaticana y de una parte del mundo católico.  Por esta razón el nacionalismo italiano, a lo largo del siglo XIX, adquirió francos matices anticlericales.

7  En el campo práctico, los católicos que llamaremos “intransigentes” se preocupaban de la defensa de las estructuras cristianas de la sociedad.

8  Los católicos liberales iniciaban su difícil trabajo de clarificación y aceptación de los principios liberales. El futuro pertenece al Liberalismo y en tales circunstancias la misión de la Iglesia consiste precisamente en lograr un acuerdo entre los principios religiosos inmutables y las nuevas circunstancias histórico- políticas.

9 La libertad de la Iglesia sólo podía salvarse en el mundo contemporáneo apelando al principio de libertad general y no a una misión propia de la Iglesia.

10 El problema fundamental que angustiaba a los católicos liberales italianos era la cuestión romana, por esta razón acentúan el sentido individual, personal, de la religión, creyendo que separando cada vez más la religión de la política, más fácilmente se podrá resolver la cuestión romana.

11 Muy distinta fue, en cambio, la situación bajo el pontificado de León XIII. Con éste, por primera, vez un Papa establece una clara distinción entre los dos ámbitos: el italiano y el de la relación entre la Iglesia y la sociedad moderna.

12  La Iglesia no reprueba ninguna de las varias formas de gobierno, con tal que sean aptas en sí para procurar el bien de los ciudadanos» León XIII (Encíclica Libertas, 20 de junio de 1888)

13 Con Pío X se asistió a otro gran cambio. El nuevo pontífice mostró inmediatamente un talante conservador – si no reaccionario– y, en pocos años, cerró el diálogo con la sociedad emprendido por León XIII.

14 La aspiración a una reforma de la Iglesia, presente siempre en todas las épocas, agudizada hacia la mitad del siglo XIX lo mismo en Italia que en Francia y Alemania (y que en cierto modo se había imbricado con la Cuestión Romana y con el risorgimento italiano), no había desaparecido.

15 Ejes principales del modernismo son: el primado de conciencia, la conciliación entre autoridad y libertad, la autonomía de la ciencia, la liberación de las estructuras eclesiásticas superfluas, la renovación del culto y el distanciamiento de la política.

16 Francia Alfred Loisy (1857-1940) ordenado sacerdote después de largas vacilaciones, enseñó en el Instituto Católico de París. Destituido en 1893 por sus ideas cada vez más atrevidas. El intelectual francés interpretaba en sentido escatológico la predicación de Jesús, negaba la inmutabilidad y el valor objetivo de los dogmas, reducía el valor de la autoridad eclesiástica.

17 Inglaterra George Tyrrell (1861-1909). Nacido y educado en el calvinismo, se convirtió al catolicismo y entró en la Compañía de Jesús. Salió en el «Corriera della Sera» del 3 de diciembre de 1905 su «Lettera confidenziale a un professore di antropologia». Sostenía Tyrrell que la reciente crítica histórica había demostrado la falsedad de muchos dogmas. Se le expulsó inmediatamente de la Orden y no encontró ningún obispo que le acogiese, quedando así suspendido de sus funciones sacerdotales. Murió en 1909 y se le dio la absolución bajo condición cuando ya estaba incosciente. Tyrrell magnificaba la libertad de conciencia y rechazaba toda autoridad.

18 Italia En Italia no tuvo el movimiento modernista gran resonancia en el público medio, pero formó un grupo reducido entre algunos intelectuales. Expresión típica de la mentalidad de la época es la novela de Fogazzaro «Il Santo». Benedetto Mairoli, tras haber vivido algún tiempo como huésped laico en el convento de Santa Escolástica de Subiaco, se acerca a Roma, donde se atrae la admiración de cuantos sienten repugnancia hacia el catolicismo oficial, sofocado por los dogmas y por las leyes.

19 Vaticano En septiembre 1907 apareció la encíclica «Pascendi Dominici gregis». En toda la encíclica es idéntica la dureza de tono y las expresiones que recuerdan la «Mirari vos» y la «Quanta cura». Se define el Modernismo con una fórmula que se ha hecho famosa como «la síntesis de todas las herejías».

20 ¿Pió X luchó contra un peligro que sólo existía en su imaginación o que por lo menos él mismo había engrandecido?

21  «Cada vez que un Estado entra en conflicto con la religión, siempre el Estado sale derrotado en la lucha» Benito Mussolini (“Estado e Iglesia”, 18 de diciembre de 1934)

22  Los fascistas demostraban, día tras día, ser la verdadera fuerza capaz de acabar con la amenaza socialista, liquidar el viejo anticlericalismo liberal y masónico, y abrir nuevos espacios de negociación política.

23 Los católicos, de hecho, veían ahora en Mussolini «el hombre capaz de cancelar definitivamente la vieja política laicista y anticlerical […] y restituir a la Iglesia su papel y su dignidad». Muchos católicos reputaron, por lo tanto, «inútil insistir en defender a un partido de inspiración cristiana, si era el mismo jefe del fascismo que se declaraba dispuesto a tutelar los intereses de la Iglesia».

24  Los hechos acontecidos en enero- febrero de 1922 con la muerte de Benedicto XV – el Papa que había permitido el surgimiento del PPI– y la elección de Pío XI.  El carácter fundamentalmente autoritario de Pío XI lo volvía bastante frío frente a la apasionada defensa de la libertad, propia de hombres como Luigi Sturzo. Más bien, se puede decir que él, al igual que su Secretario de Estado el cardenal Gasparri, miraba con cierta sospecha a los partidos políticos y, en especial, a la formación de un partido de católicos.

25  «A un estado centralista que tiende a limitar y reglamentar todo poder orgánico y toda actividad civil e individual, queremos sustituir –sobre una base constitucional- un estado verdaderamente popular, que reconozca los límites de su actividad, que respete a los núcleos y los órganos naturales –la familia, las clases, los municipios-, que respete la personalidad individual y estimule las iniciativas privadas». Luigi Sturzo (Proclama por el nacimiento del Partito Popular, 1919)

26  El término “acción católica” empleado anteriormente para indicar en general las actividades del laicado se volvía a todos los efectos el nombre oficial de una organización: la Acción Católica, precisamente.  El principio jerárquico que regulaba los diferentes niveles de la pirámide de la AC (centro, diócesis, parroquia) impregnaba luego cada sector de la organización.

27 Las negociaciones confidenciales, que siguieron hasta noviembre de 1928, cuando empezaron los coloquios oficiales, se prolongan más de lo previsto. Ocurrieron incluso momentos dramáticos, al punto de ser por tres veces interrumpidas por voluntad de Pío XI, irreducible en su oposición a las pretensiones fascistas de monopolizar la educación juvenil, y constante en condenar las numerosas violencias cometidas en diversas ocasiones en contra de las asociaciones católicas.

28  «La concepción trascendente sobre la cual se rige el sistema de la Iglesia Católica contradice el carácter inmanente de la concepción política del Fascismo» Giovanni Gentile (Orígenes y doctrina del fascismo, 1935)

29  La creación de la Ciudad del Vaticano presentó problemas jurídicos que parecían relevantes para la doctrina de aquel tiempo, inmediatamente preocupada por especificar «qué era este Estado». Veamos por puntos cuáles eran estos problemas: 1. El territorio. Mediante el Art. 3 del Tratado, Italia reconoce «a la Santa Sede la plena propiedad y la exclusiva y absoluta potestad y jurisdicción soberana sobre el Vaticano, así como está actualmente constituido».

30

31

32 2. El pueblo. Es muy peculiar la composición de la población del pequeño Estado. Se trata de «ciudadanos» (Art. 10) que no son tales, sino por situación de hecho y voluntaria. Se precisa, de hecho, que «son sujetas a la soberanía de la Santa Sede todas las personas que tienen estable residencia en la Ciudad del Vaticano»,

33  Para todo esto es válida, entonces, la consideración según la cual este Estado no es, como cualquier otro, para el pueblo, puesto que su finalidad no es el bien y la organización social, sino que, al contrario, el pueblo está en función del Estado, instrumento de su realidad.

34 3. La soberanía. La garantita independencia de la Ciudad del Vaticano implica la atribución de una soberanía que atañe a la persona física del pontífice. Al mismo compete la «plenitud de poderes legislativo, ejecutivo y judiciario» (Art. 1 de la «ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano»).

35  4. Concordato.  El Art. 1 del Concordato, Italia reconocía que «la religión católica, apostólica y romana es la sola religión del Estado».

36  El Estado fascista reivindica en pleno su carácter de eticidad: es católico, pero es fascista. Es, sobre todo, exclusivamente, esencialmente fascista. El catolicismo lo integra» Benito Mussolini (Relación a la Cámara de Diputados sobre los Acuerdos de Letrán, 14 de mayo de 1929)

37  Durante los veinte años de convivencia con el Régimen fascista, la Iglesia logró solucionar los viejos problemas que se arrastraban desde el siglo XIX. Logró, asimismo, conquistar posiciones y dar forma a una organización y una cultura católica que estarán en la mejor posición para tomar el relevo del Régimen después de su caída en 1943.