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2 Leprosos… amados: Por favor, no toques el ratón.
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4 Estaba en el lugar que me asignaba la ley. No era siquiera un pecador: era simplemente un leproso, un excluido, un señalado, una amenaza, un peligro… un divorciado, un emigrante.
5 Y allí me hubiese quedado, hasta que viniese la muerte amiga
6 Y allí me hubiese quedado, hasta que viniese la muerte amiga Harapiento, despeinado, con la barba rapada y gritando:
7 Y allí me hubiese quedado, hasta que viniese la muerte amiga “¡Impuro, Impuro!” Harapiento, despeinado, con la barba rapada y gritando:
8 Para que los puros no se contaminen
9 Pero Jesús vino a mi encuentro
10 Pero Jesús vino a mi encuentro Y me abrazó su compasión Aquel hombre decía palabras que traspasaban de esperanza el corazón
11 Aquella mano extendida… Me devolvió a la comunidad y a la casa del Señor
12 Manos que poco después… Se extenderían sobre un madero.
13 Dichosos los leprosos, a los que se les ha contagiado la pureza de DIOS
14 Texto: Mons. Santiago Agrelo http://www.granosdemaiz.com
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