1 Los valores de N-BM encontrados en las tres especies fueron altos, superando el valor medio descrito por Wardle (1992) de 93 mg/ Kg suelo para ecosistemas forestales templados, por lo que no se encontraron diferencias significativas entre especies (Tabla 1). Hay que tener en cuenta que nuestros valores se tomaron en verano, sumado al efecto de heterogeneidad espacial creado por la planta. Bajo las leguminosas se encontró un valor medio de N-mineral hasta 3 veces superior que bajo la no leguminosa E. umbellata, lo que corrobora la importancia de especies fijadoras N 2 en la incorporación de N al ecosistema (Tabla 1, Figura 1). Es posible que la potencia estadística de nuestro test (n=10) fuese insuficiente para detectar diferencias de hasta 0.88 y 0.87 mg Kg -1 día -1 en la tasa de mineralización neta real (Tabla 1). U. gallii se diferenció por presentar los mayores valores de amonificación (Tabla 1, Figuras 5 y 7), coincidiendo con el mayor contenido de materia orgánica en suelo encontrado bajo esta especie en un estudio más amplio realizado sobre esta comunidad. Sin embargo, las tasas de nitrificación fueron muy bajas (Tabla 1, Figuras 6 y 8), sugiriendo la posibilidad de algún mecanismo de inhibición. La menor tasa de nitrificación real bajo E. umbella (Tabla 1, Figura 6) sugiere que la nitrificación podría estar más inhibida bajo esta especie que bajo las leguminosas. La mayor relación C/ N existente en los tejidos de E. umbellata frente a las leguminosas podría favorecer a microorganismos heterótrofos con más requerimientos de C que las bacterias nitrificantes (Tabla 1). Las correlaciones positivas encontradas entre las tasas potenciales y reales (p