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2 Profa. Dra. Alessandra Barros Faculdade de Educação - FACED Universidade Federal da Bahia – UFBA Brasil
3 La mayor parte de los trabajos que discuten la formación de profesores para el desempeño en escuelas hospitalarias proponen que:
4 (...) se conozcan las dependencias del hospital y el funcionamiento de la unidad, que se conozca un poco acerca de las diferentes patologías, que se conozcan algunos de los cuidados básicos de las enfermedades de hospital más frecuentes ( CECCIM, 1997, p. 78 )
5 La importancia de aprender el contenido de las áreas temáticas de la medicina y la salud se puede observar en trabajos como este:
6 “ Para hacer frente a la clientela de los alumnos hospitalizados se requieren conocimientos sobre la rutina hospitalaria, los medicamentos, los diferentes tipos de enfermedades, entre otros aspectos que no constituyen prácticas usuales de una profesora de escuela regular y que no forman parte, habitualmente, del currículum de la formación para el magisterio.” (AMARAL E SILVA, 2006).
7 De esta forma, lo que la investigación aquí relatada hizo, fue analizar el desempeño de una muestra de profesores brasileños que actúan en escuelas hospitalarias, en relación a sus conocimientos a cerca de asuntos referentes al campo de la salud individual y de la salud colectiva.
8 Pretendió mostrar lo que estas profesoras no saben, en términos de enfermedades en la infancia, fisiología del cuerpo humano, estructuración del sistema de salud brasileño y aspectos hospitalarios cotidianos.
9 Metodología
10 Para la elaboración del cuestionario, la investigación se valió no sólo de las ya sugeridas proposiciones de contenido sobre formación de personal para escuelas hospitalarias….
11 sino también de los descubrimientos hechos en estudios sobre alfabetización científica, en capas populares, y de estudios sobre representaciones sociales de medicina y salud.
12 Concepciones legales sobre el cerebro (HERCULANO - HOUZEL, 2002, 2003), sobre la fertilidad femenina (VICTORA, 1991; VICTORA & KNAUTH, 2001), sobre La enfermedad mental (DUARTE, 1986) sobre el contagio y su transmisión (CZERESNIA, 1997), sobre herencia y e transmisión (EL-HANI, 1995), sobre la sangre (LEAL, 1995), sobre el cáncer (SONTAG, 1984; SCHILLER, 2002).
13 Concepciones de madres (QUINTELLA, 1984; SANTOS & BIZZO, 2005; FERREIRA, 1998), de profesionales de la salud (VIANNA & PICCELLI, 1998) de profesores y alumnos (FERNANDES et all, 2007; BIZZO, 1994, BIZZO & MOLINA, 2005; GONÇALVES, 1999).
14 De este modo, partiendo de la premisa de que las profesoras compartirían el imaginario colectivo común que está produciendo tales representaciones sobre la salud, la enfermedad y el cuerpo, éstas se adaptaron a los enunciados de parte de las preguntas del cuestionario que responderían.
15 En este sentido, algunas de las cuestiones expresaban supersticiones típicas, (“Personas deprimidas tienen más propensión al cáncer”), mitos, (“Usamos sólo el 10% de nuestro cerebro”) o sencillamente errores conceptuales, (“Toda enfermedad congénita es hereditaria”).
16 Proposiciones científicamente correctas que, sin embargo, suenan como improbables a los oídos poco iniciados o nunca familiarizados con los temas de la salud, también compusieron los enunciados de las cuestiones. (“El cerebro no es sensible al toque o el dolor”).
17 Es importante destacar, aquí, que se evitó, al máximo, reproducir el hablar técnico de la biomedicina, usado sólo cuando el término en cuestión ya había ganado un uso público. (“El coma es un estado de sueño profundo”).
18 Así, se elaboraron 100 cuestiones cuyas respuestas admisibles serían “verdadero”, “falso” o “no sé”.
19 El cuestionario se centró, más específicamente, en los siguientes 10 tópicos: a) cáncer; b) otras enfermedades; c) cerebro; d) neuroplasticidad; e) fisiología del cuerpo humano; f) contagio y trasmisión; g) desarrollo infantil; h) Sistema Público de Salud Brasileño; i) Bioseguridad; j) Bioética.
20 Se llegó a la muestra de 20 sujetos a través de sus inscripciones en dos cursos de capacitación para el trabajo en escuelas hospitalarias - uno de ellos promovido por el Ayuntamiento Municipal de Salvador, en el año 2007, y el otro por la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Bahía en el año 2008.
21 Estas veinte profesoras, que entonces trabajaban o ya habían trabajado en una escuela hospitalaria, habían sido elegidas a partir de un universo mayor, de más o menos cuarenta profesoras.
22 Este universo de cuarenta profesoras se constituyó, tanto en razón del número de escuelas hospitalarias - alrededor de 10 - que ya existen en la ciudad de Salvador desde hace cerca de ocho años, como en función de la alta frecuencia de nuevas admisiones y sustituciones, cuando se trataba de la distribución de esas profesoras en los hospitales.
23 Los resultados se tabularon para cada cuestión o grupo de cuestiones que componían los tópicos dentro de los temas salud/enfermedad individual y salud colectiva. Cada cuestión se evaluó individualmente y se consideró en su tasa de errores y aciertos.
24 De ese modo se fue posible identificar, más circunscritamente, fallas específicas en la comprensión de los profesores, expresadas, algunas veces, por la reafirmación de equívocos conceptuales, mitos y supersticiones y, otras, por la ignorancia o el simple desconocimiento de los hechos científicos.
25 Para proceder al análisis de las cuestiones fueron agrupados en base a los tópicos a los cuáles pertenecían y los porcentajes de concordancia fueron interpretados en cada uno de aquellos conjuntos.
26 Resultados y Discusión
27 El análisis sobre el que aquí se discurre se dio sólo para aquellas afirmativas cuyas frecuencias se mostraron significativas y/o cuyos contenidos temáticos elucidaban el status del dominio intelectual de las profesoras.
28 Se puede afirmar, en primer lugar, que la comprensión de las profesoras sobre el desarrollo infantil se mostró bastante satisfactoria.
29 La asociación estrecha y equivocada entre grasa y salud parece superada, en aquel nivel más sutil que reconoce que a pesar de estar en el peso ideal, aún así el niño puede estar desnutrido. O, todavía mejor, que reconoce que incluso arriba de su peso ideal, puede también estar desnutrido.
30 También es satisfactoria la comprensión que las profesoras expresan acerca del desarrollo infantil, cuando se aproximan y relacionan las variables crecimiento y desarrollo.
31 Así, ¾ de las profesoras fueron capaces de reconocer que un niño puede estar creciendo pero no necesariamente estar desarrollándose.
32 Por otro lado, cuando se aprecia la comprensión que las profesoras tienen sobre algunos aspectos del funcionamiento del cuerpo humano, se concluye que se encuentran, en gran medida, todavía en el nivel de juicio del sentido común: aquel que, por ejemplo, designa la sangre como el principal vínculo de enlace entre las partes del cuerpo.
33 Así también, gran parte de las profesoras interrogadas concordó con la afirmación según la cuál los “nervios unen entre sí diferentes órganos del cuerpo”, o aquella según la que la úlcera, por ser de “origen nervioso, seguiría el recorrido de los nervios para alcanzar otras partes del cuerpo.”
34 Se observa, entonces, que las profesoras de las aulas hospitalarias no son capaces de reconocer que, aquello que los nervios “unen” son los diferentes órganos al Sistema Nervioso Central y al Sistema Nervioso Autonómico. Y, siendo así, lo que podría ejercer una conexión más lógica, según esta interpretación, sería el sistema circulatorio, a través de mediadores químicos.
35 Aunque, efectivamente, las 20 profesoras reafirmen la importancia de conocer enfermedades como la meningitis, la tuberculosis y lo sarampión, para planear mejor las actividades de tipo hospitalarias, ¼ de estas profesoras no fue capaz de afirmar la misma importancia en relación a la osteoporosis o a la artritis reumatoide, siendo, estas enfermedades, también citadas como ejemplos de enfermedades de la infancia.
36 Esto se debe a que, muy probablemente, ellas ignoran la posibilidad de que estas enfermedades se den en niños, a partir de una asociación exclusiva de tales enfermedades sólo con la edad madura, cuando no exclusivamente con la ancianidad.
37 Sin embargo, tanto la osteoporosis, como, sobre todo, la artritis reumatoide pueden, verdaderamente, acometer a niños y a adolescentes; siendo que la segunda de ellas - de incidencia no tan rara en su forma juvenil - cursa con períodos de agudización que, frecuentemente, llevan a largas internaciones hospitalarias que exponen a terapia con corticoides.
38 En relación a la comprensión de aspectos básicos de las enfermedades, la investigación dejó evidente, también, el cuán poco las profesoras de las clases hospitalarias conocen acerca del SIDA en la infancia.
39 Así, pues, sólo cuatro de ellas, entre las 20, reconocen que, en el mecanismo de transmisión vertical, existe la posibilidad de que los anticuerpos para el VIH, presentes en la sangre de un bebé, hayan sido sólo temporalmente heredados de su madre.
40 Es notable, también, la confusión conceptual que las profesoras establecen entre los tipos de anemia: falciforme y ferropriva. Si no fuese Bahía un estado de altísima prevalencia de anemia falciforme, así como demográficamente destacado en la presencia de población negra, señalar esta confusión conceptual sería de poca relevancia.
41 Sin embargo, como la evidencia epidemiológica es justamente inversa, sería de esperar que, no solamente las profesoras reconociesen la asociación existente entre herencia genética y enfermedad falciforme - lo que de hecho ¾ de ellas hacen - sino que también reconociesen la ausencia de determinación entre la anemia carencial y la condición negra, que, sin embargo, no hacen.
42 Pues, aunque el recorte de clase que se superpone a la negritud pueda, por la vía de la asociación entre pobreza y carencia alimentar, intensificar esa relación, no hay como sustentar de forma conceptual que la anemia por privación de hierro sea más común en niños negros.
43 A cerca de la causalidad y determinación de enfermedades características de la infancia, vale referir aquí el desconocimiento por parte de más de la mitad de las profesoras de lo que verdaderamente significa la poliomielitis - vulgarmente llamada parálisis infantil.
44 Esta enfermedad, aunque no guarde en su simbología referencias estrechas con la hospitalización, debido a la denominación expresamente asociada a la infancia, requerirá algún conocimiento por parte de profesoras que conviven con niños enfermos en sus rutinas de trabajo.
45 Se esperaría, así, que este tipo de profesora supiese que la sensibilidad al dolor queda preservada en las secuelas de la poliomielitis, aunque haya habido pérdida de funcionalidad en los movimientos.
46 Además, dado que la enfermedad está erradicada en Brasil hace más de veinte años, encontrar un niño en silla de ruedas por secuela de parálisis infantil sería, por lo menos, poco probable desde el punto de vista epidemiológico.
47 Determinación y causalidad se expresan, además, en la comprensión que tienen de genética y herencia. Se observó, así, que aunque casi todas las profesoras reconozcan que no siempre una enfermedad de nacimiento es hereditaria, sólo 7 de ellas (35%) identifican la falsedad de la siguiente afirmación: “Toda enfermedad congénita es hereditaria”.
48 Lo que nos parece, en principio, una incoherencia en el modo en que expresan sus conocimientos, se muestra, en realidad, como un resultado probable del desconocimiento del término congénito.
49 Menos de la mitad (45%) de las profesoras interrogadas reconoce la posibilidad de que la quimioterapia pueda comprometer el desempeño cognitivo de un niño en tratamiento del cáncer. No parecen, así, conscientes de que constantes aplicaciones de radiación en el cráneo y quimioterapia, usadas en el tratamiento de leucemias, pueden acarrear un déficit intelectual.
50 “ Algunos aspectos de la inteligencia tales como la función integradora, la habilidad motora fina y la reproducción de material abstracto pueden ser gravemente afectados, causando así dificultades de aprendizaje en diferentes niveles.” (VALLE & FRANÇOSO, 1999, p. 124,)
51 El cuarenta por ciento de las profesoras todavía están de acuerdo en que “El tamaño del cerebro es la medida de la inteligencia”, reproduciendo de este modo, una de las máximas preferidas por el sentido común.
52 Así mismo, son incapaces, en su amplia mayoría, de distinguir el sueño del estado de coma y, de modo no menos preocupante, 60% de ellas afirman que “Usamos sólo el diez por ciento de nuestro cerebro”.
53 El ochenta por ciento juzga que una crisis convulsiva es el resultado del “silenciamiento del cerebro”, a partir de una clara relación con la pérdida de consciencia, que puede ser fruto de la crisis.
54 Este hallazgo no sólo es coherente con otra afirmación que expresa la relación del sueño con la actividad cerebral, en la cual, entonces, se observa que el 55% de las profesoras cree en la disminución de esta actividad, como corroboran resultados de diferentes investigaciones realizadas con profesoras de escuelas regulares sobre la comprensión que tendrían acerca de la epilepsia
55 La falta de familiaridad de las profesoras con la estructura anatómico- funcional del organismo humano se evidencia, nuevamente, por la dificultad que tienen para concebir que “los glóbulos blancos y las hematíes se producen en el interior de huesos largos”, como el del muslo o el de la cadera. Sólo el 20% de ellas fue capaz de señalar tal afirmación como verdadera.
56 Al interrogarse a las profesoras acerca de su comprensión sobre el cuerpo humano se constata que casi todas (95%) creen que “la punción del líquido que se hace a través de la columna vertebral forma parte del procedimiento médico que sirve para el trasplante de médula en los casos de leucemia”.
57 Dado que no conciben la función de la médula ósea, no tienen como reconocer que sería de allí - y no de la médula espinal - que se extraería el material para el trasplante en casos de cáncer en la sangre.
58 Por eso, la punción en la médula espinal - que se alcanza a través de la columna vertebral - aunque sirva verdaderamente sólo para el diagnóstico (y no para el tratamiento) de enfermedades neurológicas, como la meningitis, acaba por ser erróneamente afirmada como útil para la terapéutica de la leucemia.
59 Esta incomprensión que las profesoras de escuelas hospitalarias expresan acerca de la leucemia es presumible en caso de que se tenga en cuenta que el 40 % de ellas todavía es capaz de afirmar que “es un tumor que caracteriza la existencia de un cáncer”. Esto demuestra que, o no consideran en absoluto el cáncer en la sangre, o que lo conciben como una masa sólida circulante.
60 Se constató, por último, que sobrevaloran el papel de los hospitales y que, por lo tanto, desestiman el papel de los puestos de salud y de las unidades de salud de la familia (85%). No conciben el papel primordial de la atención primaria para la salud, en la expresión de servicios como el prenatal, la vacunación y la educación para la salud.
61 Así mismo, ignoran, probablemente, la influencia del saneamiento urbano, de la oferta de transporte público, entre otras tantas variables, como factores determinantes de la calidad de la salud de una población.
62 Consideraciones Finales
63 Buena parte de los descubrimientos de esta investigación hayan reiterado los de otras investigaciones que, ya antes emprendidas con profesores, reafirmaron su desconocimiento acerca de temáticas del cuerpo, de la salud o de las enfermedades.
64 Pero, no podemos perder de vista cuán potenciadas negativamente se hacen las presentes conclusiones, cuando se considera que los profesores ahora interrogados deberán realizar intervenciones pedagógicas y educativas en niños hospitalizadas.
65 Finalmente, se debe decir que esta investigación podrá contribuir, también, para producir una reflexión sobre el papel y el alcance de la Enseñanza de Ciencias, tanto en la educación básica, como en los cursos de Pedagogía.
66 Hay que considerar que es de la Enseñanza Superior que se espera, específicamente para los temas del área de la salud y del medio ambiente, la calificación de profesores que, cuando se encuentren en el mercado laboral, podrán actuar en hospitales.
67 4 AMARAL, D. P.; SILVA, M. T. P. Formação e prática pedagógica em classes hospitalares: respeitando a cidadania de crianças e jovens enfermos. Falar de (com) Educação. Disponível em:. Acesso em: 29 set. 2008http://www.malhatlantica.pt/ecae-cm/daniela.htm 4 BARROS, A.S.S. Contribuições da educação profissional em saúde à formação para o trabalho em classes hospitalares. Cad. CEDES, Campinas, vol. 27, n. 73, p. 257-278, 2007. 4 BIZZO, N.M.V. Meninos do Brasil: Idéias de Reprodução, Eugenia e Cidadania na Escola. 1994. Tese de Livre Docência. USP. São Paulo. 4 BIZZO, N. M. V.; MOLINA, A. El mito darwinista en el aula de clase: un análysis de fuentes de información al gran público. Ciência & Educação, Bauru - SP, v. 10, n. 03, p. 401-416, 2005. 4 CAIADO, K.R.M. O trabalho pedagógico no ambiente hospitalar: um espaço em construção. In: RIBEIRO, M.L.S.; BAUMEL, R.C.R.C. (Orgs.) Educação Especial: do querer ao fazer. São Paulo: Avercamp, 2003. p. 71-79. 4 CARDOSO, T. M. 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