1 Soldados de Salamina y Anatomía de un instanteJavier Cercas Soldados de Salamina y Anatomía de un instante
2 Soldados de Salamina (2001)Auténtico bestseller, el número de ediciones se dispara y el éxito sobrepasa nuestras fronteras, siendo traducida a varios idiomas con una acogida entusiasta de la crítica internacional. En esta novela, en primera persona, un narrador ficcional relata un episodio histórico: el fusilamiento de Sánchez Mazas, uno de los máximos ideólogos de la Falange Española, su milagrosa huída de las balas y, como momento cumbre del relato, un instante. El porqué de ese momento, de esa acción, y la identidad del miliciano obsesionan al narrador hasta el punto de emprender una investigación que Cercas (al que jamás hay que confundir con la voz narrativa, pese a que juegue con este equívoco) relata en un libro metaficcional.
3 Desde lo que serían hechos ligados a la historia, el escritor presenta a un narrador que en la segunda parte del libro se encuentra con Miralles, personaje ficticio solo y olvidado en un asilo francés, que podría ser el miliciano. La tesis del libro es que la ficción puede explicarnos la historia o iluminar algún punto oscuro de ella. La novela reivindica el valor de aquellos que, tras haber luchado por nuestra libertad, han sido olvidados. A diferencia del realismo del XIX, este realismo no se basa en la observación minuciosa o en la documentación, sino, sorprendentemente, en la ficción. No son los datos los que permiten alcanzar la verdad, porque ésta es una “construcción”.
4 Si tradicionalmente la ficción se asociaba a “mentira”, contraponiéndola a la historia como discurso de la verdad, ahora este concepto cambia. La ficción es una construcción que, partiendo de hechos históricos o no, pretende llegar a la verdad. Es la ficción la que explica la historia. La novela acude en ayuda de la historia. La novela se divide en tres partes. 1) “Los amigos del bosque”. En ella el argumento básico se presenta en las páginas iniciales. Cercas, periodista y escritor, vuelve a la literatura tras una entrevista con Sánchez Ferlosio. Éste le cuenta cómo su padre, Sánchez Mazas, a finales de enero del 39, fue fusilado en el Collell (Gerona) y cómo logró escapar, ocultándose en un bosque. Allí, un soldado republicano se detuvo al dar con él, lo miró durante unos segundos interminables y luego se marchó sin denunciar su presencia.
5 “Los amigos del bosque”[...] vagó por el bosque hasta llegar a una masía en donde le facilitaron un escondite. En su huída se topó con tres desertores (Daniel Angelats y los hermanos Pere y Joaquím Figueras), con los cuales llegó a un acuerdo mutuo de protección. El falangista aprovechó el tiempo para ir anotando en un cuaderno la experiencia de los amigos del bosque. (Un cuaderno que, años después, Jaume, hijo de Pere Figueras, le entregará a Cercas) Ya liberado, antes de regresar a Barcelona, Sánchez Mazas se despidió de sus compañeros, no sin antes prometerles que algún día contaría todo aquello en un libro titulado Soldados de Salamina (metáfora que remite a la derrota de la flota persa frente a los griegos en 480 a.C.). Mas nunca escribió el libro ni volvió a ver a sus amigos. Después, en muchas ocasiones, contó su fusilamiento fallido.
6 De este modo, Sánchez Mazas y su historia se convierten “en una de esas obsesiones que constituyen el combustible indispensable de la escritura” (p. 50). Por esto el periodista solicita un permiso para retomar su actividad literaria. Pero el libro que iba a escribir no sería una novela, sino un relato real, un relato amasado con hechos y personajes reales, centrado en el fusilamiento de Sánchez Mazas y en las circunstancias que lo precedieron y siguieron. La segunda parte, “Soldados de Salamina” narra la biografía de Sánchez Mazas. Cercas cuenta “no lo que realmente sucedió, sino lo que parece verosímil que sucediera; no ofrezco hechos probados, sino conjeturas razonables” (p. 89). En la reconstrucción biográfica se da relieve a “los tres años de guerra, con su peripecia inextricable, su asombroso fusilamiento, su miliciano salvador y sus amigos del bosque” (p. 52). Se cierra con la incorporación de Sánchez Mazas a la España franquista.
7 En el texto se nos cuenta que él mismo pudo urdir la historia de su fusilamiento para que alguien la reconstruyese y lo redimiera ante la historia. Pero Cercas personaje y Cercas autor no lo eximen de su responsabilidad histórica. “Cita en Stockton”, tercera parte, acentúa el carácter metaficcional de la novela. Concluida Soldados de Salamina, Cercas personaje advierte la falta de una pieza en su mecanismo, tanto en la interpretación del personaje como en la naturaleza del falangismo. Le intriga la mirada del miliciano, que Sánchez Mazas conocía, pero cuyo nombre nunca desveló. A su vuelta al periódico, entrevista al escritor R. Bolaño. Tras conversar con él sobre qué significa ser héroe, conoce la historia de Miralles, con quien Bolaño había tenido contacto antes. Por azar surge este
8 Miliciano comunista a las órdenes de Líster primero y luego miembro de la Legión Extranjera francesa. Cercas personaje intuye que se aproxima el desvelamiento del secreto esencial que le obsesiona y decide escribir esta historia. Llama a Bolaño y éste le dice: “Todos los buenos relatos son relatos reales, por lo menos para quien los lee, que es el único que cuenta” (p. 166). Y cuando se entera que Miralles había bailado Suspiros de España en el camping en el que trabajaba Bolaño, confirma su sospecha: él es la pieza que falta. Y es que Sánchez Mazas había reconocido a quien le perdonó la vida: su salvador fue el soldado que un día solo había tarareado y bailado el pasodoble en el santuario del Collell. Inicia así la búsqueda de la pieza necesaria y lo localiza en Dijon (Stockton).
9 Miralles niega ser ese soldado, pero Cercas personaje deja lugar a la duda. A pesar de la negación, ésta no importa: ahora el mecanismo narrativo funciona. Y no hay respuesta, sino una “especie de secreta o insondable alegría” (207), esto es, la satisfacción final que concede la búsqueda y la escritura: “Allí vi de golpe mi libro, el libro que desde hacía años venía persiguiendo, lo vi entero, acabado, desde el principio hasta el final, [...] mientras yo contase su historia Miralles seguiría de algún modo viviendo [...] seguirían viviendo aunque llevaran muchos años muertos, [...] Vi mi libro entero y verdadero, mi relato real completo, y supe que ya sólo tenía que escribirlo, pasarlo a limpio” (pp ).
10 Lo relevante es el modo en que crea, reelabora y dispone sus materiales para contar cómo se elaboró la novela de principio a fin, de una manera explícita y atractiva que atrapa al lector desde el comienzo al desnudar los mecanismos de la escritura. Vargas Llosa: “Transpira literatura por todos sus poros”. La primera parte responde a la fase pre-redaccional del proceso de la escritura. El escritor en ella duda incluso de la historia y tiene la tentación de abandonarla. Es la fase inicial de exploración, investigación y proceso de documentación. Esta fase ofrece como resultado la biografía de Sánchez Mazas, el borrador casi definitivo de la obra, su primera versión (segunda parte).
11 La tercera parte se abre con el cuestionamiento de si esa historia merece una novela (pp ). Se culmina el proceso de escritura al localizar el ingrediente decisivo para que la redacción llegue a buen puerto. Es la satisfacción del oficio de escritor e incluso su soledad. El objetivo de Cercas autor no es escribir una novela histórica sobre la guerra. Su apasionamiento no lo desencadena Sánchez Mazas, sino una “historia novelesca” (p. 35) que para muchos era mentira. Una historia que reflexiona sobre la escritura, el heroísmo, la solidaridad incluso en situaciones extremas como la guerra. Por encima de la memoria de Sánchez Mazas, sirve para devolvernos a cuantos lucharon anónimamente y salvaron a la civilización de la barbarie. Reivindicación de las gestas anónimas de los héroes que representa Miralles.
12 En el texto se vierte la asunción de una conciencia históricaEn el texto se vierte la asunción de una conciencia histórica. En la aceptación y recuperación concilidadora del pasado, no queda exento de juicio condenatorio el “régimen de Franco y su puñado de patanes” (p. 86). Con su mirada, Cercas autor pone de manifiesto el silencio de la Transición, que supuso la ocultación de tantas historias. Cercas, escritor real, se sirve de su personaje y del juego realidad- ficción para darle la mayor credibilidad posible a su “relato real”. La novela presenta como peculiaridad la reproducción de textos ajenos o pertenecientes a otros géneros literarios o a categorías de no ficción. Así, encontramos textos periodísticos, poemas como el soneto de Sánchez Mazas, pasodobles. También es frecuente el uso de la ironía.
13 El título alude a la Batalla de Salamina, una batalla naval de las Guerras Médicas, libradas entre las ciudades estado griegas y el imperio persa. A pesar de la superioridad aplastante de los persas y de sus aliados que contaban con mejores naves, la estrategia inteligente de los griegos les otorgó una aplastante victoria, al aprovechar los elementos que los favorecían (situación geográfica, estrechez del mar frente a Salamina, y maniobrabilidad de sus embarcaciones) para acorralar a las naves persas. Los atenienses, destruida su ciudad, se refugiaron en la isla de Salamina y decidieron presentar batalla a las fuerzas invasoras. Para su aprovechamiento literario son decisivos la referencia histórica a la inferioridad numérica del ejército griego y el hecho de no rendirse ante unas perspectivas adversas.
14 Este hecho histórico, además de motivar el título, da lugar a numerosas alusiones y referencias a lo largo de toda la novela, en boca de algunos personajes y de Cercas personaje. Puede sorprender que una obra que gira alrededor de la Guerra Civil reciba un título que remite a otra guerra muy alejada en el tiempo y enterrada en nuestra memoria. A lo largo del texto se suceden las referencias al título que, de este modo, se va justificando. Mediante pequeñas pinceladas y alusiones se saca a relucir una y otra vez la batalla de Salamina, hasta que resulta evidente su importancia: “Es curioso (o por lo menos me parece curioso ahora): desde que el relato de Ferlosio despertara mi curiosidad nunca se me había ocurrido que alguno de los protagonistas de la historia pudiera estar todavía vivo, como si el hecho no hubiera ocurrido apenas sesenta años atrás, sino que fuera tan remoto como la batalla de Salamina” (p. 43), “Incrédulo, como si
15 Acabara de anunciarme la resurrección de un soldado de Salamina” (pAcabara de anunciarme la resurrección de un soldado de Salamina” (p. 56), “Por cierto, de qué va el libro. ‒De la batalla de Salamina” (p. 68). La batalla de Salamina era un episodio al que se refería recurrentemente Sánchez Mazas y al que sin duda atribuía un valor simbólico. Y el Cercas protagonista pide un permiso para escribir un libro titulado Soldados de Salamina. Como afirma Angelats, “Antes de marcharse, Sánchez Mazas nos dijo que iba a escribir un libro sobre todo aquello, un libro en el que apareceríamos nosotros. Iba a llamarse Soldados de Salamina; un título raro, ¿no?” (p. 73). Al final del libro, se explica definitivamente el título con la idea de dos guerreros que salvan a la civilización, sin saber ni cómo ni por qué, sin pretensiones de ser héroes, simplemente porque les tocó vivir una situación.
16 Más alusiones y símbolosEzra Pound. Soneto de Sánchez Mazas “Bajo el sol antiguo”. Suspiros de España. Artículos periodísticos: el que escribe Cercas sobre A. Machado de Facsímil: notas de la libreta. Fat City (1971, J. Huston): Stockton. Oswald Spengler: “Al final siempre fue un pelotón de soldados el que salvó a la civilización” (p. 86).
17 “El soldado le está mirando; Sánchez Mazas también, pero sus ojos deteriorados no entienden lo que ven: bajo el pelo empapado y la ancha frente y las cejas pobladas de gotas la mirada del soldado no expresa compasión ni odio, ni siquiera desdén, sino una especie de secreta o insondable alegría, algo que linda con la crueldad y se resiste a la razón, pero tampoco es instinto, algo que vive en ella con la misma ciega obstinación con que la sangre persiste en sus conductos y la tierra en su órbita inamovible y todos los seres en su terca condición de seres, algo que elude a las palabras como el agua del arroyo elude a la piedra, porque las palabras solo están hechas para decirse a sí mismas, para decir lo decible, es decir, todo excepto lo que nos gobierna o hace vivir o concierne o somos o es este soldado anónimo y derrotado que ahora mira a ese hombre cuyo cuerpo casi se confunde con la tierra y el agua marrón de la hoya, y que grita con fuerza al aire sin dejar de mirarlo: ¡Aquí no hay nadie! Luego da media vuelta y se va” (p. 104)
18 Las alusiones a lo largo de la novela a este fusilamiento se repiten en continuación: como toda la novela descansa en un gesto de perdón, una y otra vez vuelve a la escena, pero es en este fragmento donde adquiere todo el patetismo de su carácter emblemático; porque la novela parte de este episodio anónimo y olvidado de una refriega en la que dos soldados de Salamina (todas las guerras del mundo se rememoran simbólicamente con la alusión a esta antigua guerra), esos dos soldados se encuentran y toda una guerra, la Guerra Civil, se concentra en el momento en que dos individuos de bando distinto están frente a frente y el uno tiene en sus manos la vida del otro; la humanidad se impone y se impone el perdón, en un gesto que dice cuanto el ser humano es capaz de hacer contra toda irracionalidad, contra todo el odio.
19 Esta escena impresiona tanto, porque vemos en ella una dimensión ética: el subrayado de que es posible encontrar un heroismo mayor en ese gesto que en todos los gestos de muerte. Miralles es un héroe anónimo y perdido que representa el sentido moral de muchos héroes de guerras perdidas, a quienes nadie recuerda y que dieron su vida por causas nobles y han caído en el olvido. La novela camina hacia la búsqueda y encuentro con viejos comunistas de la Guerra Civil que sufrieron, tras el exilio, una peripecia de internamiento en campos de concentración franceses y posteriormente vivieron otra guerra, en defensa otra vez de la libertad, pero la historia los ha olvidado. La novela los rescata del olvido y restituye la memoria colectiva de los españoes con respecto a estos héroes anónimos de la Guerra Civil.
20 La novela es un ejemplo de autoficción, un tipo de escritura que mezcla elementos de la ficción y de la realidad histórica, de modo que en la novela hay un constante juego de ruptura de fronteras entre lo real y lo inventado, lo sucedido y lo imaginado como sucedido. Hay un momento fundamental que encierra esta idea: en la segunda parte de la novela, Cercas personaje está construyendo una novela con ese título y cuyo protagonista es Sánchez Mazas. Luego de haber dado muchos datos de la vida real de Sánchez Mazas, corroborados por documentos o por testigos y con ayuda de la bibliografía de la época, leemos:
21 A partir de este momento el rastro de Sánchez Mazas se esfumaA partir de este momento el rastro de Sánchez Mazas se esfuma. Su peripecia durante los meses previos a la contienda y durante los tres años que duró ésta sólo puede intentar reconstruirse a través de testimonios parciales ‒fugitivas alusiones en memorias y documentos de época, relatos orales de quienes compartieron con él retazos de sus aventuras, recuerdos de familiares y amigos a quienes refirió sus recuerdos ‒ y también a través del velo de una leyenda constelada de equívocos, contradicciones y ambigüedades que la selectiva locuacidad de Sánchez Mazas acerca de este periodo turbulento de su vida contribuyó de forma determinante a alimentar. Así pues, lo que a continuación consigno no es lo que realmente sucedió, sino lo que parece verosímil que sucediera; no ofrezco hechos probados, sino conjeturas razonables. (p. 89)
22 Y sigue una novela tan verosímil y tan creíble en todo lo que se cuenta sobre Sánchez Mazas que acaba siendo verdadero, si cabe mucho más verdadero que lo que llevábamos leído sobre él. El juego realidad/ficción también se da entre el personaje y el autor: mismo nombre, título real de sus novelas, edad, amistad con Bolaño y Trapiello, la investigación de un personaje real, pero Cercas autor metamorfosea otros datos referidos a él mismo: no es periodista, no está separado, tiene hijos y, sobre todo, Conchi, su amante inculta en la narración.
23 Historia versus historia soldados de salamina versus Soldados de SalaminaAl igual que el Don Quijote, la novela de Cercas es una “novela haciéndose” (Pozuelo Yvancos). Se nos cuentan dos historias: la historia de soldados de salamina como novela que escribe el personaje, y la historia de Soldados de Salamina como novela que lee el lector. Al final se unen y Soldados de Salamina es a la vez la historia de cómo un novelista ha hecho una novela y la misma novela que leemos. Encontramos tres niveles de lectura: a) la historia que un escritor en vías de fracaso como novelista se propone escribir a partir de cuanto va indagando sobre un episodio que ha oído a Sánchez Ferlosio. A esta novela le falta un último eslabón que es el que Cercas personaje halla con Bolaño.
24 Entonces esta soldados de salamina como novela truncada se reabre de nuevo y acoge la tercera parte de la novela, “cita en Stockton”. Hay por tanto un nivel de estructura que alberga varias historias que van configurando progresivamente Soldados de Salamina, cuyo comienzo y final coincide con el que el lector lee. B) La novela soldados de salamina como novela frustrada o novela que el personaje Cercas escribe inicialmente y que tiene concluida a la altura del final de la segunda parte y que se denomina así. Cuenta la historia de Sánchez Mazas y antes la de los amigos del bosque. Es una novela coja a la que le falta un eslabón, pero que puede leerse como novela histórica, como una más dentro de este género de novelas que reconstruyen episodios ciertos de la Guerra Civil.
25 C) Un tercer nivel contiene las dos historias respectivas de Sánchez Mazas y de Miralles. Un nivel subordinado también, pero que contiene emblemáticamente las dos líneas de una guerra civil: los malos y los buenos, los famosos y los desconocidos. El personaje Cercas se convierte en un auténtico detective y su actuación recoge todos los ingredientes del género policíaco: revelación de algo peregrino (fusilamiento de Sánchez Mazas), encuentro con testigos (Joaquim Figueras, María Ferré, Daniel Angelats), audición de relatos y cotejo de sus similitudines y diferencias (las versiones del fusilamiento), lectura de documentos vinculados al caso (libro de Pascual Aguilar), examen de documentos administrativos (Archivo Histórico de Gerona), información sacada de especialistas (Trapiello), investigación
26 Rutinaria (búsqueda de Miralles), inspección del espacio que sirvió de escenario (el Colell). El personaje Cercas se da cuenta de que todas las informaciones que recoge son relatos o mejor variaciones sobre un relato original, el del falangista, que, a su vez, tiene media docena de versiones. Por eso le corresponde paliar el aspecto repetitivo y mecánico del testimonio y llegar a un “relato real” que sea verosímil. Esta es la razón de que la segunda parte de la novela se presente como un trabajo de selección, ordenación y narrativización de las informaciones recogidas en la primera:
27 Las versiones de los tres diferían, pero no eran contradictorias, y en más de un punto se complementaban, así que no resultaba difícil recomponer, a partir de sus testimonios y rellenando a base de lógica y de un poco de imaginación las lagunas que dejaban, el rompecabezas de la aventura de Sánchez Mazas. El trabajo del narrador consiste en aplicar el mecanismo inductivo o deductivo de la investigación detectivesca a un corpus narrativo, con la perspectiva de elaborar una solución del enigma convincente: Así pues, lo que a continuación consigno no es lo que realmente sucedió, sino lo que parece verosímil que sucediera; no ofrezco hechos probados, sino conjeturas razonables. (p. 89)
28 A manera de conclusión ¿Es Sánchez Mazas el protagonista de la historia? El personaje Cercas traza un personaje que no despunta por sus dotes literarias ni por sus convicciones ideológicas, con una postura belicista que remite menos a un credo político que a una especie de idealización estetizante. Más atraído por la escritura que por la acción, el personaje abandona las esferas del poder, al ritmo de la pérdida de influencia de la Falange. Tampoco con motivo del famoso episodio manifiesta Sánchez Mazas tener madera de héroe: Lo humilla como una injuria añadida a las injurias de esos años prófugo no haber muerto junto a sus compañeros de cárcel o no haber sabido hacerlo a campo abierto y a pleno sol y peleando con un coraje del que carece, en vez de ir a hacerlo ahora y allí, embarrado y solo y temblando de pavor y de vergüenza en un agujero sin dignidad. (p. 103)
29 Cuando las tropas victoriosas de Franco ocupan Cataluña, Sánchez Mazas abandona a sus amigos del bosque, prometiéndoles reconocimiento eterno y hasta escribir un libro sobre ellos. De vuelta a Madrid, ni escribe el libro ni vuelve a ver a sus compañeros de odisea. Una figura decepcionante. Gran parte de la fuerza de la novela viene del hecho de que su protagonista heroico podría ser Miralles, viejo soldado republicano al que el narrador encuentra en un asilo de ancianos, superviviente olvidado por todos. Cercas personaje pasa de la motivación personal a la motivación colectiva, la aplicación del deber de la memoria, susceptible de devolver al combatiente olvidado una vida simbólica esencial: “mientras yo contase su historia, Miralles seguiría de algún modo viviendo” (p. 208). Su encuentro con Miralles permite un ajuste de cuentas con ciertos componentes de la transición democrática y su propensión a confundir amnistía y amnesia.
30 Es de notar el paralelismo entre la primera y la tercera parte: descubrimiento hecho problemático, encuentro con un informador que favorece las primeras indagaciones, reconstitución total o parcial del itinerario del personaje objeto de búsqueda. El personaje Cercas se da cuenta de que su texto “seguía estando cojo” (p. 144). No quedará cojo a raíz del encuentro con Miralles que instaura la certidumbre literaria de que el personaje Cercas por fin tiene la materia y la estructura de su libro: Vi mi libro entero y verdadero, mi relato real completo, y supe que ya sólo tenía que escribirlo, pasarlo a limpio, porque estaba en mi cabeza desde el principio (“Fue en el verano de 1994, hace ahora más de seis años, cuando oí hablar por primera vez del fusilamiento de Rafael Sánchez Mazas”) hasta el final, un final en el que un viejo
31 Periodista fracasado y feliz fuma y bebe whisky en un vagón restaurante de un tren nocturno que viaja por la campiña francesa. (p. 209). El texto se cierra sobre una circularidad que recalca su dimensión reflexiva y sobre la promoción de la figura del periodista. Luis García Jambrina dice que lo verdaderamente relevante es la historia de Cercas en el trance de escribir una novela. Cercas ocupa constantemente el escenario y se las ingenia para hablar de sí mismo so pretexto de hablar de los demás. Vargas Llosa: Siento mucho tener que afirmar que esta otra historia, la de las oscuras frustraciones, ambiciones y empeños de un joven escritor que, escribiendo estas páginas, luchaba a muerte contra la amenaza del fracaso de su vocación, es más rica y conmovedora
32 Que la del polígrafo falangista y sus desventuras en la guerra civil, y la que ha contagiado a esta última su vitalidad y poderío. Entre textos: los elementos de intertextualidad remarcan la aventura de la escritura en la novela. En la entrevista con Bolaño, éste conoce a Javier Cercas y sus obras, El móvil y El inquilino, que le pareció “una novela deliciosa” (p ). En este sentido, Cercas afirma: Mis libros, y esto es una constante que he descubierto con el tiempo, funcionan con base en extraños leit motiv, extrañas repeticiones, que son como elementos que ordenan la realidad. La realidad es una cosa desordenada, lo que hace la literatura es ordenarla. Y un instrumento de orden es el leit motiv, las repeticiones. Es decir: el azar. Este desorden que de repente cobra
33 Un orden. Es un instrumento de construcción, en primer lugar, y después es un instrumento de descubrimiento de extraños significados. En El vientre de la ballena presenta elementos que recuerdan Soldados de Salamina: la decana en una comida habla patéticamente de los últimos días de su marido y piensa: “Quizá ya no cuenta lo que recuerda, sino lo que recuerda que ha contado tantas veces” (p. 144), como Cercas dirá de Sánchez Mazas.
34 Anatomía de un instante (2009)El golpe de estado del 23 de febrero de 1981 es el acontecimiento histórico desde la Transición sobre el que más se ha escrito en las últimas décadas. No falta aniversario en el que no se publiquen varios libros sobre los hechos, habiéndose conformado una literatura tan extensa como de desigual interés. Son narraciones periodísticas que a veces han gozado de seriedad en la investigación, mientras que en otras se ha pecado de sensacionalismo, se ha recurrido a absurdas teorías conspirativas y han primado el oportunismo, la búsqueda de complacencia y la justificación de determinados comportamientos. Los textos históricos o politólogos brillan por su ausencia.
35 El libro de Cercas no encaja en ninguna de las categorías anterioresEl libro de Cercas no encaja en ninguna de las categorías anteriores. No aspira a aportar información inédita ni desentrañar los misterios que tan atractivo hacen el caso. Tampoco lo es servirse de unos hechos cargados de literatura, con diferentes actores y tramas desarrolladas en los pasillos del poder en los que abundan las intrigas y ambiciones de sus protagonistas, para escribir una novela sobre los mismos. Su objetivo no se oculta al lector: “incapaz de inventar lo que sé sobre el 23 de febrero, iluminando con una ficción su realidad, me he resignado a contarlo” (p. 25). No se trata de un libro de historia, aunque “no renuncie del todo a ser leído como un libro de historia” y tampoco se trata de una novela, “aunque no renuncie del todo a ser leído como una novela” (p )
36 La calidad narrativa de Cercas, su agilidad, su descripción y su retrato psicológico, su sentido del ritmo, su talento para la reflexión, su manejo de la estructura, su oficio, le convierten en uno de los pocos escritores españoles con capacidad para abordar esta labor. Todas estas credenciales no sirven para desentrañar los detalles de lo ocurrido. Las decenas de volúmenes publicados sobre el 23 F han dado lugar a tal maraña de información, de datos contrapuestos, de interpretaciones más o menos sesgadas, que intentar hacer alguna aportación sin fuentes que avalen algún dato novedoso o permitan escapar de la trampa de lo hasta ahora escrito es imposible. No sólo hay lagunas en cuanto a los documentos desaparecidos o por desclasificar, sino que además la versión de los principales actores involucrados bien es contradictoria, bien no se ha producido ni se producirá.
37 Cercas se deja seducir por una historia que tiene todos los elementos del drama clásico, de la novela policíaca, del relato épico. Tal y como reconoce al principio del libro, tras serle requerido un artículo sobre sus recuerdos durante el golpe en 2006, ideó escribir una novela sobre el mismo, en particular sobre el significado del gesto de Adolfo Suárez “sentado en su escaño mientras zumbaban las balas a su alrededor en el hemiciclo desierto” (p. 18). Para ello, se apoya en el libro de Jesús Palacios 23- F. El golpe del CESID. Dos años después tuvo listo un primer borrador de una novela de unas cuatrocientas páginas. Llegado ese momento, en la primavera de 2008, debido a su insatisfacción y al ver que las piezas de Palacios no encajaban, dice “decidí que la única forma de levantar una ficción sobre el golpe del 23 de febrero consistía en conocer con el mayor escrúpulo posible cuál
38 Era la realidad del golpe del 23 de febreroEra la realidad del golpe del 23 de febrero. Sólo entonces me zambullí hasta el fondo en el amasijo de construcciones teóricas, hipótesis, incertidumbres, novelerías, falsedades y recuerdos inventados que envuelven aquella jornada. [...] Leí todos los libros que encontré sobre el 23 de febrero y sobre los años que lo precedieron [...] (pp ). Lo que inicialmente iba a ser una novela se convirtió en un relato real sin renunciar a los elementos de la ficción e incorporando una aguda reflexión sobre la propia narración. Un año después se publicaba Anatomía de un instante.
39 Algunos de los elogiosos comentarios publicados son exagerados: Jordi Gracia “Este libro es una obra maestra de la narrativa europea del siglo XXI”; Alberto Manguel “Una de las obras capitales de la literatura en lengua castellana de nuestra época”. Libro del año según la revista Babelia. La premura del plazo transcurrido desde que el autor decide profundizar en lo escrito sobre el golpe y la publicación del libro, es evidente que la recogida de información, sin entrar en valoraciones de otro tipo, alberga vacíos importantes y hace imposible la digestión en tan breve espacio de tiempo de esta literatura, más allá de lo acertado o no de su selección. El autor se ve obligado a recurrir a la especulación, la conjetura y la opinión. Tampoco el resultado hubiera cambiado, si hubiera tenido el tiempo para
40 Estudiar como se debe toda la bibliografía sobre el temaEstudiar como se debe toda la bibliografía sobre el tema. También resulta desmedido presentar la fase de documentación de la obra como la realización de una investigación profunda en la que se ha acudido a importantes fuentes primarias y secundarias. Los hipotéticos resultados de las mismas, apenas reflejados en el texto, no respaldan el entusiasmo del autor al referirse a ellas. Y tampoco cabe la jactancia por haber utilizado las imágenes grabadas durante el secuestro del Congreso, presentando la obtención del vídeo completo de Televisión Española como otro logro de la investigación, ya que lo fundamental de las mismas está en la red al alcance de cualquiera. Cercas transforma sus carencias historiográficas en el argumento para incorporar una interesante reflexión sobre el proceso de construcción narrativa, dando papel protagonista al proceso de creación del libro.
41 Si en Soldados de Salamina la narración giraba en torno al encuentro en los últimos momentos de la Guerra Civil del líder falangista Sánchez Mazas, en Anatomía repite la fórmula y trata de explicar el 23 F a través de la exploración del significado de un gesto: el de Adolfo Suárez sentado en sus escaño, mientras el resto de diputados se tira al suelo antes los disparos al techo de los golpistas. Este momento es analizado desde distintos ángulos, intentando encontrar el porqué del comportamiento de Suárez y también los de Santiago Carrillo y el del general Manuel Gutiérrez Mellado, quienes tampoco se escondieron. Cercas articula una estructura dividida en un prólogo, cinco partes y un epílogo. Cada una inicia con el relato del asalto al Congreso tal y como quedó recogido en las imágenes de televisión.
42 En las tres primeras se centra en los tres personajes que no se arrojaron al suelo, cuyo comportamiento es considerado heroico por el autor: Suárez, de quien se analiza el periodo previo al golpe, la situación en 1980 y la suma de enemistades y malestares que se fueron conformando en lo que denomina la “placenta del golpe”; Gutiérrez Mellado, a quien define como un golpista (en 1936) frente al golpe; y Santiago Carrillo, un revolucionario frente al golpe. La presentación de los tres personajes enfrentados simbólicamente a los tres golpistas (Tejero, Milans del Bosch y Armada) es un acierto literario, pero deja que desear como explicación, ya que ninguno de los primeros, por estar secuestrados en el hemiciclo, tuvo papel alguno en la función, aunque sí en lo acontecido en los meses anteriores.
43 La importancia atribuida a Carrillo, por más que no llegara a tumbarse en el suelo, es llamativa sobre todo por la ausencia de otros personajes (El Rey, Sabino Fernández Campo, los generales José Juste o Quintana Lacacci) que sí jugaron un papel destacado en la consecución del fracaso del golpe. Las necesidades del guión literario, llevado al terreno de la épica, fuerzan la descripción de las imágenes de televisión, ya que ni Carrillo mantuvo el porte heroico que se le adjudica (sin llegar a tumbarse, estuvo semioculto) ni el resto de los diputados permaneció en el suelo todo el tiempo. Calvo Sotelo se incorporó junto a Suárez nada más interrumpirse las ráfagas de fusil, pero este gesto pasa desapercibido para Cercas por no encajar con el relato literario que ha construido.
44 En la cuarta parte ordena la información para aquellos lectores que no han seguido lo publicado hasta el momento, algo bastante complicado. No entra en detalles de las disputas y polémicas acumuladas con los años, no pretende aclarar ninguno de los misterios y da una interpretación general de lo ocurrido. Por último, vuelve sobre la figura de Suárez y su gesto heroico, al poco reconocimiento alcanzado en su momento y la gratitud pendiente con su figura. De nuevo se introducen múltiples planos en la narración, otorgando un papel protagonista al proceso de creación del libro. El narrador se hace con los treinta y cuatro minutos y veinticuatro segundos de grabación que hicieron, en directo y a escondidas, dos cámaras de TVE. Queda fascinado por un detalle:
45 El presidente Suárez se levanta de su escaño y sale en busca de su vicepresidente; el teniente coronel está en la mitad de la escalera de la tribuna de oradores, sin decidirse a bajarla del todo, contemplando la escena. Entonces suena el primer disparo; luego suena el segundo disparo y el presidente Suárez agarra del brazo al general Gutiérrez Mellado, impávido frente a un guardia civil que le ordena con gestos y gritos que se tire al suelo luego suena un tercer disparo y, sin dejar de desafiar al guardia civil con la mirada, el general Gutiérrez Mellado aparta con violencia el brazo de su presidente; luego se desata el tiroteo. Mientras las balas arrancan del techo pedazos visibles de cal y uno tras otro los taquígrafos y el ujier se esconden bajo la mesa y los escaños engullen a los diputados hasta que ni uno solo de ellos queda a la vista, el viejo general permanece de pie entre el fuego de los subfusiles, con los brazos caídos a lo largo del cuerpo y mirando a los guardias civiles insubordinados, que no dejan de disparar. En cuanto al presidente Suárez, regresa con lentitud a su escaño, se sienta, se recuesta contra el respaldo y se queda ahí, ligeramente escorado a la derecha, solo, estatuario y espectral en un desierto de escaños vacío. (p. 31)
46 Este es el instante. Gutiérrez Mellado, Carrillo y Suárez, sentados impertérritos, mientras las balas silban y los demás se esconden. El rostro impenetrable de Suárez es para el narrador: […] una imagen hipnótica y radiante, minuciosamente compleja, cebada de sentido; tal vez porque lo verdaderamente enigmático no es lo que nadie ha visto, sino lo que todos hemos visto muchas veces y pese a ello se niega a entregar su significado (p.18) Para la descripción de los hechos, Cercas usa un registro marcadamente cronístico, evitanto tanto entrar como juzgar y valorar la actuación de los personajes que intervienen. Tipográficamente distingue estos fragmentos del resto del libro por el uso de la cursiva y los sitúa al principio de cada una de las cinco partes que junto al epílogo y unas extensas notas componen el libro.
47 El prólogo aparece paradójicamente bajo el título “Epílogo de una novela”. En él, el narrador cuenta la historia del libro, concebido primeramente como una novela. Así comenzó su labor de documentación. Con el tiempo la abandonó. Al retomarla, lo hizo con una perspectiva distinta: […] comprendí que los hechos del 23 de febrero poseían por sí mismos toda la fuerza dramática y el potencial simbólico que exigimos a la literatura y comprendí que, aunque yo fuera un escritor de ficciones, por una vez la realidad me importaba más que la ficción, o me importaba demasiado como para querer reinventarla sustituyéndola por una realidad alternativa, porque nada de lo que yo pudiera imaginar sobre el 23 de febrero me atañía y me exaltaba tanto y podría resultar más complejo y persuasivo que la pura realidad del 23 de febrero. (p. 24)
48 El libro surge de un mar de dudasEl libro surge de un mar de dudas. El narrador lo presenta como el humilde testimonio de un fracaso. Es la incapacidad de una obra desbordada por la documentación y su potencial simbólico. Pero es al mismo tiempo el fracaso de una historia que, aparte de no aportar ningún dato no conocido hasta la fecha, no puede abandonar la ficción si quiere interpretar el instante. El narrador confiere importancia a los gestos de Suárez por lo que pueden haber significado para toda una generación de españoles, entre los que se inclye, que siguieron el golpe en los medios. Lo que le interesa es plantear la multiplicidad de significados del gesto de Suárez entre las balas y la cámara. En cada una de las partes, precedidas cada vez por un par de páginas en cursiva donde describe la grabación de los hechos fijándose en los distintos protagonistas, se dedica a exponer los datos históricos acerca de los que se ha ido documentando.
49 En la primera parte, “la placenta del golpe” se sirve de esta imagen para desarrollar todas las posibles causas que poco a poco tomaron cuerpo durante la Transición para desembocar en el 23 F. Se divide en once capítulos. En los diez primeros repasa una serie de posibles conspiradores contra Suárez (el ejército, la derecha, la izquierda, su partido, la Iglesia, el Rey, el CESID). En el último plantea una primera descripción de cómo transcurrió históricamente el Golpe de Estado. La segunda parte es Un golpista frente al golpe. Repasa la trayectoria del vicepresidente del Gobierno, Gutiérrez Mellado. Lo considera un antiguo golpista por su participación en la sublevación del 36 en Madrid. En 1981 no dejó en ningún momento de enfrentarse a los golpistas y de exigirles la obediencia debida a su rango. Es un gesto paraleleo al de Suárez, pero como intuye el narrador, más sencillo de descifrar.
50 Un revolucionario frente al golpe es el título de la tercera parte, centrada en el personaje de Carrillo. Entre él y Suárez trazaron una serie de inteligentes maniobras para abordar el espinoso asunto de la legalización del PCE, enemigo del imaginario franquista. La cuarta parte se titula Todos los golpes del golpe. En los ocho capítulos que comprende se presentan testimonios y documentos acerca de las posibles intencionalidades del Golpe. Se barajan hipótesis acerca de los implicados en la trama: desde los que es segura su participación (Tejero, jefe operativo; Milans del Bosch, jefe militar; Armada, jefe político) hasta los que de un modo u otro se les supone relacionados: José Luis Cortina del CESID, algunos generales españoles e, incluso, el Rey.
51 La quinta parte, ¡Viva Italia. , profundiza la figura de SuárezLa quinta parte, ¡Viva Italia!, profundiza la figura de Suárez. Rescata un paralelismo con la película El general de la Rovere. La película narra la historia de Emmanuele Bordone, un pícaro apuesto y seductor que engaña, extorsiona, y roba a sus conciudadanos italianos durante la ocupación alemana. En un momento dado, debe hacerse pasar por un famoso general, muerto en secreto, que debe liderar la resistencia italiana. Su conciencia será sacudida a medida que desempeña este papel. Al final, el pícaro morirá como un héroe por su país. Para Cercas, Suárez es muy parecido: un gallito de provincias, de buena planta, no gran estudiante pero seductor; jugador de cartas y gran aficionado al fútbol y al mus. Se las arregla para escalar posiciones en el Régimen y durante la Transición, hasta el momento en que el Rey le ofrece la presidencia del Gobierno que debe dirigir el país hacia la democracia.
52 El libro se cierra con un Epílogo titulado Prólogo a una novelaEl libro se cierra con un Epílogo titulado Prólogo a una novela. Lo que debió haber sido un prólogo es ahora un epílogo de una pretendida colección aséptica de datos y de documentación. Sin embargo, la realidad no es así. La novela participa de un hábil juego por el que dos capítulos (prólogo y epílogo) enormemente subjetivos enmarcan la aparente imparcialidad de los hechos expuestos en el grueso de la obra.
53 En realidad, en Anatomía, lo importante también es la experiencia del instante. Nótese que el narrador confiere importancia a los gestos de Suárez, sobre todo, por lo que pueden haber significado para toda una generación de españoles, entre los que se incluye, que siguieron el golpe en los medios. Cuando se leen los pasajes que Cercas dedica a estas percepciones del instante, que son tantos, uno tiene la impresión de que importaban menos las sensaciones de los personajes fundamentales de la novela como esa portada del Time que se prefiguraba ya aquella tarde de febrero en el Consejo de Ministros.
54 En realidad, la pregunta fundamental que se hace el lector frente a Anatomía de un instante es: ¿ante que género literario nos hallamos? Podría ser todo un juego; un estupendo y borgiano juego literario. Es sólo el pacto literario el que conduce al lector a admitir que el narrador es el propio Cercas. Además, según el “Principio de la Intencionalidad”por el que parece regirse gran parte de este Realismo Postmoderno es el autor, concebido dentro del proceso comunicativo que es toda novela o libro, quien da sentido y confiere el género a la obra, mientras que, tras una serie de filtros y una suspensión de la credibilidad (epojè) actualiza los significados y valora lo que se le ha transmitido. Cercas, en cambio, parece querer subvertir este orden, dejando al lector la elección del género de lo que están leyendo.En el fondo esto no es Historia pues como el narrador afirma, no aporta nada nuevo con la colección de datos y semblanzas que presenta.
55 En la poética del instante que domina Anatomía, ese momento crucial de Suárez, ese posible –y sólo posible– gesto heroico, viene visto desde los ojos del padre. El narrador, cuenta, discutía a menudo con su padre de política. Éste era suarista y, al final de sus días, le contó el motivo: “porque era como nosotros”: Lo entendí. Creo que esta vez lo entendí. Y por eso, unos meses más tarde, cuando su muerte [del padre] y la resurrección de Adolfo Suárez en los periódicos formaron una última simetría, la última figura de esta historia, yo no pude evitar preguntarme si había empezado a escribir este libro no para intentar entender a Adolfo Suárez o un gesto de Adolfo Suárez sino para intentar entender a mi padre, si había seguido escribiéndolo para seguir hablando con mi padre, si había querido terminarlo para que mi padre lo leyera y supiera que por fin había entendido, que había entendido que yo no tenía tanta razón y él no estaba tan equivocado, que yo no soy mejor que él y que ya no voy a serlo”. (p. 437)
56 Resulta, en definitiva, que el texto parece superar el debate, repetido hoy en día hasta la saciedad, entre la realidad y la ficción. En un curioso juego circular el 23F y la figura de Suárez vienen descritos desde la perspectiva del padre y su generación, pero la indagación de la multiplicidad de sentidos de ese gesto ayuda al narrador a entender a su padre. Si en un principio su actitud confesa es la de recuperar el debate de la Transición porque consideraba que ésta se hizo mal o, incluso, a traición, el tono ferozmente crítico es ahora rebajado. La puerta a la reconciliación con los protagonistas parece quedar abierta. El tiempo, siempre una sucesión de instantes, desafía al escritor y, en definitiva, a cualquiera de sus lectores, a descifrar su contenido.