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2 TEMA 2 SER ENVIADOS PARA LA COMUNIÓN FRATERNA
3 Objetivo del tema: Profundizar en la conciencia de que el amor fraterno es el signo privilegiado de que somos discípulos de Jesús.
4 V. Espíritu Santo fuente de luz.ORACION INICIAL Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y todo será de nuevo creado, y se renovará la faz de la Tierra. Oh Dios, que haz instruido e iluminado el corazón de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que este mismo Espíritu nos haga gustar y amar el bien y siempre nos llene de gozo tus consuelos divinos, por Jesucristo, Nuestro Señor, Amén. V. Espíritu Santo fuente de luz. R. Ilumíname
5 VER CON LOS OJOS DEL PADRE
6 Ya desde Abrahán, la convivencia entre su parentela fue conflictivaSi consideramos que el ser humano es un ser social por naturaleza también hay que decir que no ha sido fácil lograr la comunión. Ya desde Abrahán, la convivencia entre su parentela fue conflictiva (Gen 13,7-0). Más tarde, al constituirse Israel en pueblo, desde la división del territorio por tribus (Num 26,52-56), las relaciones sociales no fueron fáciles ni dentro de la comunidad judía y menos aún con los pueblos vecinos.
7 forasteros o emigrantes, extranjeros, transeúntes,A pesar de que el Pueblo de Israel, iluminado por la Biblia (Gn 1,26), consideraba que todo ser humano es “imagen y semejanza de Dios” y, por tanto, con una altísima dignidad, se constatan las clases sociales: esclavos, dueños prestamistas, jornaleros, forasteros o emigrantes, jefes, pobres, extranjeros, transeúntes, viudas y huérfanos (Ex 21-22). ¿También en nuestros ambientes, donde se habla tanto de igualdad y derechos, constatamos que hay clases sociales o castas? ¿En qué lo notamos? En nuestra comunidad ¿hay personas que son consideradas como “desecho”, que estorban? ¿Cuáles?
8 ¿También en nuestros ambientes, donde se habla tanto de igualdad y derechos, constatamos que hay clases sociales o castas? ¿En qué lo notamos? En nuestra comunidad ¿hay personas que son consideradas como “desecho”, que estorban? ¿Cuáles?
9 En el Nuevo Testamento, concluye la teocracia de Israel considerada como una realidad terrena para dar paso a la idea de Reino de Dios en un sentido más espiritual, cuya realidad no consisten en límites geográficos sino en valores y actitudes. Dios se dirige a todos y a cada uno de los hombres, pues el cristianismo no es un pueblo socialmente organizado al modo de los pueblos de este mundo, sino que otorga la primacía de la persona sobre la colectividad.
10 En el Nuevo Testamento, concluye la teocracia de Israel considerada como una realidad terrena para dar paso a la idea de Reino de Dios en un sentido más espiritual, cuya realidad no consisten en límites geográficos sino en valores y actitudes. Dios se dirige a todos y a cada uno de los hombres, pues el cristianismo no es un pueblo socialmente organizado al modo de los pueblos de este mundo, sino que otorga la primacía de la persona sobre la colectividad.
11 ¿Entre nosotros hay discriminación de personas?Jesús enseña que se debe superar la discriminación entre judío y gentil (Mt 5,43-47), entre amigo y enemigo (Lc 6,27-36). Asimismo, la fórmula de comportamiento en las relaciones personales: “Tratad a los hombres como queréis que ellos os traten a vosotros” (Lc 6,31). ¿Entre nosotros hay discriminación de personas?
12 Y esto es más urgente cuanto más vacíos de humanidad sufrimos.El Señor nos invita a descubrir y vivir esta vocación humana fundamental. Y esto es más urgente cuanto más vacíos de humanidad sufrimos. Muchas veces nos damos cuenta de que somos incapaces de “sentir” con el otro, de participar con verdad (y no de fachada o por conveniencia) tanto de sus dolores como de sus alegrías.
13 es ya una discriminación y una falta a la caridad?Y, por otra parte, lamentamos la misma incapacidad de los demás respecto a nosotros. Los hombres debemos concebir nuestra vida como don gratuito para los demás. ¿Hay indiferencia en nuestra sociedad e incluso dentro de nuestras familias? ¿En qué lo notamos? ¿Hemos pensado que la indiferencia frente al otro o sus problemas es ya una discriminación y una falta a la caridad?
14 Una característica propia del cristianismo es amar.El amor de Dios alimenta y fortalece nuestra vida espiritual y nos dispone y capacita para el encuentro con el otro. El amor da identidad a la vida cristiana. Sin embargo se constata en nuestra sociedad “la pérdida de nuestra identidad cristiana, por lo que urge promover la cultura de la vida en la sociedad fomentando los valores del Evangelio” (VI Plan 28).
15 La familia es la pequeña célula de la sociedad, es y debería ser escuela de valores humanos y cristianos sin embargo ha dejado de formar en estos valores indispensables y se constata una pérdida de la unidad familiar, un estancamiento en el desarrollo humano y cristiano. Ha venido a menos la comunicación efectiva y afectiva, engrosando la brecha que nos lleva al individualismo.
16 “El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares” (EG 67). ¿Cómo es la comunicación, base de la comunión, en nuestras familias? ¿Preferimos estar comunicados con personas reales, o conectados con amigos virtuales? ¿Cuánto tiempo dedicamos al diálogo, a la comprensión, a la convivencia entre los de la casa?
17 Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien.Hoy más que nunca se experimenta esa ausencia del otro creando nuevos vacíos, nuevas periferias existenciales. Las relaciones humanas se han debilitado y se ha dado paso a buscarse sin sentirse, comunicarse sin diálogo, amarse sin extrañarse. Por lo que “sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia y la humanidad saldrá perdiendo con cada opción egoísta que hagamos” (EG 87).
18 JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
19 El amor fraterno es un signo privilegiado y es garantía de que amamos a Dios; es un signo privilegiado de que somos discípulos de Jesús. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros” (Jn 13,34). El amor fraterno implica relacionalidad. Sólo me perfecciono con mi relación con Dios y con el otro semejante a mí. Los otros son importantes para mí porque me ayudan a ser mejor a través de su compañía, consejos, correcciones, etc. pues entre más sólidos sean los vínculos en la relación interpersonal más fuerte será la fraternidad construida por ambas partes. “Dar un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente para que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis” (EG 99).
20 Jesús vino a revelarnos el amor del Padre y nos lo comunica con su vida. La vida de Jesús evidencia su estrecha relación con el Padre y su estrecha relación de amor con sus hermanos, pues somos hijos en el Hijo. Esta comunión filial con el Padre alimenta su amor fraternal entre los hombres. Jesús ama a su prójimo con el mismo amor con que ama a su Padre. La experiencia de la relación con su Padre la vive también en sintonía con la relación con las personas. Jesús vino a revelarnos el amor del Padre y nos lo comunica con su vida. La vida de Jesús evidencia su estrecha relación con el Padre y su estrecha relación de amor con sus hermanos, pues somos hijos en el Hijo. Esta comunión filial con el Padre alimenta su amor fraternal entre los hombres. Jesús ama a su prójimo con el mismo amor con que ama a su Padre. La experiencia de la relación con su Padre la vive también en sintonía con la relación con las personas.
21 Análogamente se podría decir que a partir de su encarnación – pasión – muerte y resurrección no se puede hablar en Jesús de su amor al Padre sin su relación de amor con cada ser humano, prueba de ello es su resurrección, en la que resucita con su Cuerpo, la Iglesia por medio del bautismo y de la eucaristía; todo cuerpo está unido a la cabeza y toda cabeza tiene necesariamente un cuerpo, como Cristo resucitado tiene su Cuerpo que es la Iglesia.
22 “Quien no tiene el Espíritu de Cristo no le pertenece” (Rom 8,9).“Como el soplo vital del hombre baja a través de la cabeza a vivificar los miembros, así el Espíritu Santo llega a los cristianos a través de Cristo. Cristo es la cabeza, el cristiano es el miembro. La cabeza es una, los miembros son muchos: cabeza y miembros forman un solo cuerpo, y en este único cuerpo hay un solo Espíritu. Espíritu que se encuentra en plenitud en la cabeza y es participado por los miembros. Así pues, si hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, quien no esté en el cuerpo no puede ser vivificado por el Espíritu, como dice la Escritura: “Quien no tiene el Espíritu de Cristo no le pertenece” (Rom 8,9).
23 El bautismo nos une, el cuerpo y la sangre de Cristo nos vivifican.En efecto, quien no tiene el Espíritu de Cristo no es miembro de Cristo: en un cuerpo el soplo vital es uno. En el cuerpo no puede haber un miembro muerto, y viceversa: fuera del cuerpo no hay miembros vivos. Nosotros nos convertimos en miembros con la fe y con el amor somos vivificados. Con la fe bautismal recibimos la unidad, con la caridad recibimos la vida. El bautismo nos une, el cuerpo y la sangre de Cristo nos vivifican. Con el bautismo nos convertimos en miembros del cuerpo; con el cuerpo de Cristo participamos en su vida”.
24 Quien quiera estar unido a Cristo lo estará sólo si está unido a su propio Cuerpo.De ahí que la comunión con los demás miembros del único Cuerpo de Cristo será uno de los más grandes retos que la vida cristiana nos exige. Por ello es necesario asumir la espiritualidad de comunión como cimiento e inspiración de toda nuestra acción pastoral como lo señala la 2ª Línea de acción de nuestro VI Plan Diocesano de Pastoral (n. 110).
25 La espiritualidad de comunión fortalece la comprensión y el afecto fraterno, la solidaridad y la subsidiaridad, la corresponsabilidad, la conciencia y el agradecimiento de las cualidades del hermano, de las cuales Dios se vale para evangelizar. El cometido de toda la Iglesia de ser “casa y escuela de comunión” porque con todas sus acciones hace presente el Reino de Dios, que es comunión con Dios y comunión con los hermanos.
26 ¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! (MV 5). Trabajar por la fraternidad es asumir la responsabilidad que conlleva el decir que “yo amo a Dios”. Y sólo somos signo creíble cuando amamos, cuando practicamos la misericordia, pues “la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia (MV 10). Ejemplo de hecho lo tenemos en la primera Comunidad cristiana: “Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón” Hch 2,46).
27 ACTUAR CON LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO
28 El amor fraterno construye vidas, las orienta y les da sentido.“En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros” (Jn 13, 35). Con este imperativo moral nos sentimos interpelados y enviados para la comunión fraterna. El amor fraterno construye vidas, las orienta y les da sentido. Para ser creíbles debemos construir nuevamente los puentes y los que están construidos debemos fortalecerlos.
29 Hay mucha gente que pide, que grita que le ayuden a vivirHay mucha gente que pide, que grita que le ayuden a vivir. Ayudar a vivir a alguien es un signo de misericordia y de comunión fraterna. Los medios espirituales privilegiados que nos ayudan a fortalecer las virtudes teologales, las virtudes humanas y cristianas son la oración, recibir frecuentemente los sacramentos de reconciliación y comunión, el examen de conciencia, la dirección espiritual, el ayuno, la abstinencia, la limosna, el rezo del santo rosario, la práctica de las obras de misericordia tanto espirituales como corporales, etc. nos fortalecen el espíritu, alimentan nuestra fe e impulsan nuestra caridad.
30 Además de los medios espirituales serán necesarios también la ayuda de las ciencias humanas: psicología, sociología, etc. que son un recurso, un medio muy valioso para el desarrollo integral de la persona. En ocasiones el tener las herramientas psicológicas adecuadas nos ayudan a ser mejores personas y, por tanto, mejoran nuestras relaciones humanas.
31 Muchas de las fracturas de la convivencia humana pueden superarse, con la ayuda de Dios y con los medios adecuados para nuestro crecimiento humano. De ahí que se vuelve esperanzador el poder manejar nuestras emociones y sentimientos porque harán nuestra vida más agradable y amigable. El poder ser más pacientes, tolerantes, abiertos, sinceros, etc. a través de una comunicación asertiva ayudan a vivir la fraternidad y la comunión.
32 Así es como se forma el discípulo de Cristo: a los pies de Jesús, escuchándolo, haciéndole preguntas, contemplándole, practicando las obras que Él hizo, perfeccionando nuestras relaciones humanas. Somos discípulos creíbles y fraternos cuando practicamos las obras de misericordia, tanto corporales como espirituales:
33 CORPORALES
34 1. Dar de comer al hambriento.
35 2. Dar de beber al sediento.
36 3. Dar posada al necesitado.
37 4. Vestir al desnudo.
38 5. Visitar al enfermo.
39 6. Socorrer a los presos.
40 7. Enterrar a los muertos.
41 ESPIRITUALES
42 1. Enseñar al que no sabe.
43 2. Dar buen consejo al que lo necesita.
44 3. Corregir al que está en el error.
45 4. Perdonar las injurias.
46 5. Consolar al triste
47 6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás.
48 7. Rogar por vivos y difuntos
49 CELEBREMOS COMUNITARIAMENTE
50 Cada participante comparte con alguien lo agradecido que nos estamos al sentirnos escuchados, valorados, comprendidos, amados y la grande riqueza que descubrimos en el corazón del otro cuando nos comparte de su riqueza interior. Se termina este momento de encuentro interpersonal tomándose de las manos y elevándolas al Cielo mientras se canta la oración del Padrenuestro.
51 GRACIAS POR SU ATENCIÓN